miércoles, octubre 10, 2007

Pablo Sebastian, La bandera y la memoria

jueves 11 de octubre de 2007
La bandera y la memoria Pablo Sebastián

Si estamos en plena normalidad, por qué tanto revuelo y expectación ante la presencia del Rey y del Príncipe de Asturias en el Consejo Militar, cuya convocatoria ha sido adelantada intencionadamente por un Zapatero que se siente corresponsable de la crisis de cohesión y convivencia nacional. Que no de ruptura, o escisión territorial, pero en todo caso crisis institucional como consecuencia de los serios errores del Gobierno del PSOE a lo largo de la legislatura. Los que han dado pie a una solemne declaración de Rajoy pidiendo que el 12 de octubre los españoles hagan su particular homenaje a la bandera.
El líder del PP, Mariano Rajoy, ha pedido a los españoles que el próximo 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional, hagan un homenaje a la nación y a la bandera de España. Un llamamiento que el secretario de Organización del PSOE, José Blanco, ha criticado con dureza diciendo que el PP se apropia de los signos nacionales para ponerlos en contra de los ciudadanos que no piensan como ellos. Sorprendente afirmación la de Blanco, al que le hubiera bastado sumarse a la iniciativa, pidiendo también que los españoles festejen la bandera, cosa que por lo que se ve no quiere hacer el PSOE.
Como, por ejemplo, lo hacen en Francia los socialistas franceses y todas las formaciones del centro y la derecha de manera unánime. Se vio en mítines de las pasadas elecciones presidenciales de Sarkozy y Royal, como lo pudo comprobar Zapatero cuando asistió al cierre de campaña de Sególène que acabó con la entonación del himno nacional.
¿Por qué el PSOE no quiere homenajear la bandera de España y considera que quien lo hace se apropia de ella? Pues por varios motivos, y puede que también porque para muchos de sus dirigentes —como los del PSC, o los del PSE, y puede que el propio Zapatero— su bandera de corazón sea la senyera o la ikurriña o la tricolor y republicana. Y si se trata de hacer algo el 12 de octubre que les salga del corazón, como ha dicho Rajoy, a lo mejor lo que en ese caso lo que les pide el cuerpo sea otra cosa, aunque consideran que el momento no ha llegado y menos aún en vísperas electorales.
Y esta proximidad electoral es, sobre todo, lo que irrita a Blanco y a toda la plana mayor del PSOE, porque saben que están recientes los ataques al Rey en Cataluña —incluso los planteados por la Entesa (PSC, ERC e IU-ICV) en el Senado—, el desafío de Ibarretxe al Estado anunciado un referéndum y el último atentado de ETA. Como reciente también está el fracasado intento de reforma confederal del Estado, que Zapatero quiso impulsar a lo largo de la legislatura para ver si así ETA dejaba las armas.
Todo esto, junto y revuelto en vísperas de las elecciones generales, hace pensar que caminamos de manera irremediable hacia unas elecciones que van a estar marcadas por una clara confrontación nacional. Algo que no quiere el PSOE porque, entre otras cosas, todo este ruido político ahoga su estrategia de regalos económicos a distintos colectivos sociales, y porque a la vez pone en evidencia los graves errores de Zapatero a largo y ancho de la legislatura.
Una evidencia que el presidente intenta soslayar con iniciativas llamativas como la de invitar al Rey —al que ahora se agarra entusiasta Zapatero— y al Príncipe de Asturias a la primera reunión del Consejo de Defensa Nacional, y otras un tanto grotescas como invitar, por segundo año consecutivo, a la bandera americana para que participe en el desfile del 12 de octubre en Madrid, para hacerse perdonar aquella sentada de Zapatero al paso de la enseña americana, de hace cuatro años. Aunque lo grotesco de esto último ha sido el argumento para esta invitación: porque la sede de la ONU está en Nueva York. Y el Madison Square Garden, y el Moma, y Central Park.
Ayer el presidente Zapatero pidió en el Senado la unidad de los partidos para hacer frente a ETA y dijo que el Estado está fuerte y preparado para ese desafío. Pero el presidente recordará ahora que no solicitó esa unidad a la hora de irse a negociar con ETA sin el apoyo del PP y de las víctimas, lo que nunca hicieron González y Aznar. Y naturalmente, el presidente tiene y tendrá el apoyo de todos contra ETA, por más que algunos saquen los pies del plato, como también lo hicieron dirigentes del PSOE tras los atentados del 11M. Pero esa unidad será sólida siempre y cuando Zapatero deje de jugar con Ibarretxe, ANV y PCTV, porque esos juegos indican que si él vuelve a ganar las elecciones la negociación con ETA se reanudará.
O sea, que el PP levanta la bandera de España y el PSOE se enfada, y deja caer una velada advertencia, sobre los riesgos que tiene el uso electoral de los símbolos de identidad nacional. Y lo hacen desde el PSOE el mismo día y al mismo tiempo que ponen en marcha en el Congreso de los Diputados la Ley de la Memoria Histórica y la supresión de todos los emblemas y los signos del franquismo, algo que, lamentablemente, el PP no quiso apoyar.
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