jueves, octubre 18, 2007

Nuevo aviso

Nuevo aviso
18.10.2007 -

Las proyecciones sobre el crecimiento mundial difundidas ayer por el Fondo Monetario Internacional confirman los augurios pesimistas sobre la evolución económica, ensombrecida desde agosto por las turbulencias, aún irresueltas, que ha provocado la crisis crediticia en Estados Unidos. Las cifras manejadas por el FMI revisan notablemente a la baja las predicciones de su último informe, hace apenas tres meses, y anuncian una desaceleración continuada de las economías internacionales en lo que resta de 2007, que se acentuará a lo largo de 2008. La persistencia de las incertidumbres, vinculadas a la todavía impredecible respuesta de los mercados, limita el margen de fiabilidad de los pronósticos realizados por el Fondo y el resto de instituciones concernidas. Pero lo que sus datos sí parecen certificar es un cambio en las expectativas sobre el ciclo de bonanza, necesariamente menos airosas -también en el caso de España- que antes de verano. La constatación más nítida de ello es que el FMI llegue a sugerir contención en el precio del dinero al Banco Central Europeo, y abiertamente su rebaja a la Reserva Federal.Los responsables del informe vaticinan para el próximo año una caída de casi medio punto en el crecimiento mundial, que será de nueve décimas en el caso de Estados Unidos y afectará también a los modelos emergentes como China o Rusia. En ese contexto, el FMI recorta sus previsiones sobre el desarrollo del PIB español hasta el 2,7%, lo que no sólo significaría la pérdida de un punto sobre el ritmo actual sino que reduce en seis décimas la predicción plasmada por el Gobierno en su proyecto presupuestario para 2008. Las advertencias del Fondo sobre el impacto de la crisis de liquidez y del retraimiento del mercado inmobiliario tropiezan, en principio, con el potente desarrollo con el que la economía española ha superado los pronósticos en los últimos años. Pero esta evidencia no debería conducir al Ejecutivo a enrocarse en el crecimiento del 3,3% augurado por Solbes, ni a persistir en su discurso ambiguo sobre las nuevas circunstancias económicas. Ayer mismo, el Ministerio de Vivienda constataba estadísticamente una apreciable 'moderación' en los precios de los pisos, un descenso en la construcción de los libres y una desaceleración en la venta de los de segunda mano. Para el Gobierno, un proceso de «aterrizaje suave y gradual», al que el FMI le añade reparos y riesgos. El Ejecutivo debería dejar de trivializar los efectos de la crisis de confianza en los mercados y el desfondamiento de la construcción y entenderlos como serios avisos para una economía, de momento, sólida.

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