martes, octubre 23, 2007

Mark Steyn, Al el Ecolojeta

miercoles 24 de octubre de 2007
MÁS SOBRE EL GORE GORE
Al el Ecolojeta
Por Mark Steyn
Un par de días antes de que Al Gore fuera galardonado con el Nobel de la Paz, el juez del Tribunal Supremo inglés y por lo visto fino crítico cinematográfico Michael Burton dictaminaba que su oscarizada Una verdad incómoda tendía al "alarmismo" y la "exageración" e identificaba en ella nueve grandes errores.
Así, mientras el ex vicepresidente norteamericano vaticina que "en un futuro próximo" el nivel del mar subirá 6 metros, el juez Burton afirma: "El panorama apocalíptico que predice [Gore] no está en línea con el consenso científico".

¡Vaya por Dios! El supuesto consenso científico del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) sugiere para el próximo siglo una subida del nivel del mar de entre 15 y 60 centímetros, si bien da como más probable que finalmente sea de 30. Pero la verdad incómoda de Gore añade despreocupadamente un cerito a la cifra más elevada. Y aquí paz y después gloria.

El Ilustrísimo Señor Don Michael Burton dio en examinar la aclamada docutrola porque el Gobierno británico, en su inmensa sabiduría, había decidido metérselo con calzador a centenares de miles de escolares de las Islas. Estaría bien que antes de proyectarla pusieran una advertencia que dijera que todo parecido entre la peli y cualquier planeta de los que pululan por el Cosmos, vivo o muerto, es pura coincidencia; sin embargo, parece más probable que el marchamo "Nobel de la Paz" proteja semejante verdad incómoda del más mínimo contratiempo.

El otro día un chaval de Ontario se lamentaba de que te endilgaban la peli de Gore cuando menos te lo esperabas: en una clase de Biología, en una de Geografía, en una de Física, en una de Historia, en una de Inglés. Da igual lo que estés estudiando: todo lo que necesitas saber está en la docutrola, que en los colegios de este mundo desarrollado y con complejo de culpa que nos ha tocado en suerte cumple el mismo cometido que el Corán en las madrasas paquistaníes. El ascenso de Gore es tan imparable como las subidas ésas del nivel del mar.

Yo pensaba que el tórrido abrazo de Gore dejaría al movimiento ecologista como quedó la candidatura de Howard Dean para hacerse con la candidatura del Partido Demócrata a las presidenciales de 2004 después de que aquél, tarde, muy tarde, le manifestara su apoyo; es decir, chuchurrío, más seco que la mojama. Pero no. El gobernador Dean se dio de bruces con los resultados de Iowa y New Hampshire y tuvo que cerrar el chiringuito. Sin embargo, a los ecocondriacos parece encantarles alejarse más y más de la realidad.

Por eso Gore les pone. No importa cuánto subas la apuesta ("Habría que aplicar treinta protocolos de Kioto", ha dicho Jerry Mahlman, del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica): Al el Apocalíptico la subirá aún más. Y es que, a su entender, el cambio climático es la cuestión moral, ética, espiritual y política más importante a la que se haya enfrentado nunca la Humanidad. Nunca. Y no sólo la Humanidad, también la Extraterrestridad: "Estamos alterando el equilibrio de energías entre nuestro planeta y el resto del universo". Palabra de Gore. Amén.

¡Jesús! Aquí no sólo están en juego las Maldivas, sino el equilibrio de energías entre la Tierra y Universo. ¿Y no tendría el Ecomesías algún datillo a mano; por ejemplo, la gráfica que muestre el equilibrio de energías en 1940 y 1873? Piensa globalmente y actúa localmente, dicen los ecologistas. Gore, en cambio, piensa cósmicamente y actúa... bueno, la verdad es que, actuar, lo que se dice actuar, no actúa.

A Gore, como a todo hijo de vecino, pueden perdonársele pecadillos de juventud. Por ejemplo, su candidatura a las presidenciales de 1988, que hizo de él el primer y último político norteamericano que contrató a un rebaño de vacas para el lanzamiento de una campaña. Se sacó una foto rodeado de las susodichas para mostrar al personal su supuesta "granja familiar". En este punto, cabe aclarar que la contribución al calentamiento global de los pedos de metano de las vacas de Gore Farm quedó compensada con la reducción experimentada en la granja a la que alquiló los animalejos...

Pero ya ha llovido mucho desde aquel entonces, y las cosas han cambiado. Así, en el año 2000 se supo que la señora Tracy Mayberry había pedido a su distinguido casero que arreglara la fontanería de la vivienda que ocupaba, pues el retrete se colapsaba y la cisterna estaba unida con unas cuerdas de ésas que tienen las bolsas del pan. Aunque el casero, o sea, el amigo Gore, ya había conseguido que se impusieran regulaciones a los sanitarios a escala federal con el objetivo de ahorrar agua, lo cierto es que permitió durante meses que el retrete de su inquilina se desbordara. Total, que mientras los norteamericanos tenían que sobrevivir con unas cisternas con menos capacidad que un vaso grande del burguer, el Superman del medioambiente dejaba que el baño de Mrs. Mayberry se convirtiera en un afluente del Niágara, con sus cataratas y todo.

Una vez que el Channel 5 de Nashville difundió la noticia, pero no inmediatamente, Gore llamó a la Mayberry y se invitó a sí mismo a cenar, a fin de que casero e inquilina se conocieran. Pero la Mayberry, la demócrata Mayberry, le dijo al señor vicepresidente que podía "besarle el culo", lo cual, teniendo en cuenta el estado de las cañerías de la casa goreana, probablemente no fuera una idea muy prudente...

¿Se trató de un incidente aislado? Bueno... el caso es que, mientras el hogar norteamericano medio consume 10.656 kWh de electricidad, en 2006 el de la familia Gore engulló 221.000. ¿Doscientos vientiún mil kilovatios? ¿Qué hace este tipo en su casa? A juicio de su portavoz, el elevado consumo energético de Gore obedece a que Gore no para de hacer corajudos llamamientos a la reducción del consumo de energía. Se está fundiendo esa asombrosa cantidad de electricidad porque no hace otra cosa que mandar faxes cada dos minutos en los que insta al resto de los mortales, esa manga de derrochadores, a consumir menos electricidad.

En cuanto a si ha hecho alguna contribución a la paz mundial, pues claro que sí, cómo dudarlo. Ha persuadido a tanta gente en el narcisista mundo occidental para que pierda el tiempo con no soluciones a una pseudocrisis, que el día menos pensado Al Qaeda instaura el califato global sin disparar un solo tiro.

Por lo que hace al clima, podríamos gastarnos en porno cibernético todo lo recaudado a cuenta del "calentamiento global": en 2050 el clima sería el que tendría que ser.

Entre tanto, a Gore le están pidiendo que se sume a la carrera para las presidenciales de 2008 y salve al Partido Demócrata de la presuntamente demasiado dura Hillary Clinton. Yo dudo de que lo vaya a hacer. Pero, con todo, para saber si está dándole vueltas al asunto, habrá que fijarse en si empieza a adelgazar más rápidamente que la barrera de hielo del Antártico.

Entonces sí, entonces tendríamos un problema de los gordos...

© Mark Steyn

http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276233908

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