martes, octubre 23, 2007

Marcello, Efemerides en "El Mundo" y "El Pais"

miercoles 24 de octubre de 2007
Efemérides en ‘El Mundo’ y ‘El País’

Mientras crece el griterío en el circo político español, en la prensa militante de uno y otro lado de la pista central se reproduce la batalla campal, como cuando Búfalo Hill dejó el fiero y lejano Oeste americano para acabar luciendo sus habilidades bajo la carpa de un espectáculo sin duda menor del que alimentó su leyenda. Dos hechos coincidieron en estos días, el nuevo diseño del diario El País y el 18 cumpleaños de El Mundo. Y como Marcello ha sido cocinero antes que ermitaño, en ambos conventos, podemos decir que aunque son muchos los motivos editoriales y empresariales que ambas empresas tienen para festejar en sus efemérides, ninguno de los dos puede presumir de periodismo independiente, de pluralismo y de verdaderos defensores de la libertad de expresión. Y mucho menos de la democracia, porque ambos rotativos dan por bueno y democrático el régimen político autárquico y partitocrático que impera en España. De la misma manera que tanto El País como El Mundo, tanto monta, se han convertido en apéndices, o en centros paralelos de poder, según se mire, de sus respectivos partidos afines, el PSOE y el PP, de los que los dos han recibido inmensos favores del erario público, del BOE y de los respectivos gobiernos de González, Aznar y Zapatero (este último ayudó a los dos).
La única novedad ideológica, si se quiere, es que El País está girando suavemente hacia el centro —pero sin renunciar a su sectarismo informativo y editorial— y El Mundo hacia la derecha, con un golpe de timón descarado, poniendo a Carmen Iglesias como la ninfa del mascarón de proa, que sustituyó al centrista Jorge de Esteban en un golpe de efecto con el que Pedro J. Rámirez quiso recomponer su relación con la Corona en vísperas de su marquesado de Castelldosrius, y reafirmar su giro hacia la derecha para convertir su diario en el buque insignia y controlador del PP, de la misma manera que El País lo es del PSOE.
La marcha del diario “mundial” de destacados redactores y colaboradores del sector progresista, y las campañas recientes sobre la fracasada conspiración del 11M y la guerra de las banderas, en busca de los lectores más fanáticos de la derecha, así como la incorporación de Luis María Anson y su intento de sustituir a Umbral por Ussía, dan idea del golpe de timón, hacia estribor, del periódico El Mundo, que ha completado su operación con una doble pinza: la de su diario y la COPE contra el ABC, y la de su especial relación con Zapatero —al que cariñosamente llaman “el iluso”— y el grupo de La Sexta y Público contra El País, intentando la carambola de ocupar el flanco derecho en su totalidad, por una parte, y por la otra de buscarle, en la izquierda, un competidor —inventado por la Moncloa— al diario El País que pilota Juan Luis Cebrián, a ver si entre una cosa y la otra El Mundo se alza con la hegemonía de la prensa nacional, lo que, de momento, no ha conseguido.
Entre otras cosas porque los tiempos de denuncia, independencia y contrapoder al felipismo se fueron a pique en El Mundo el día que Aznar ganó las elecciones y que Pedro J. se subió en el avión de Juan Villalonga, a la sazón presidente de Telefónica. Liquidando, de paso —a instancias de Aznar, González y Pujol—, al grupo de periodistas y escritores de la AEPI que habían dado impulso y credibilidad a la denuncia del crimen de Estado y la corrupción del felipismo. Como eliminó del diario a todo columnista libre e independiente, o simplemente progresista, o como se ocultó el bombardeo de la radio y televisión de Belgrado, que conocía previamente el director, o como se justifican los desmanes de Esperanza Aguirre en los medios de comunicación, presentando a la presidenta madrileña —que también los ha llenado de favores— como heroína de la libertad de expresión. De ahí que sus pretendidas “18 historias que cambiaron España” no sean del todo ciertas porque desde que el PP pasó por el poder todo lo demás, y con mayor motivo lo de la conspiración, son meras intrigas sin fundamento. Y además, faltan entre ellas el vídeo infame contra la vida privada de Pedro J. Ramírez, llevado a cabo por la trama de personas relacionadas con los GAL en connivencia con los nuevos templarios del momento español y que, sin duda, ha sido la mayor infamia contra un periodista desde el inicio de la Transición, excepción hecha de los crímenes de ETA en el ámbito de la información.
En el diario El País, por supuesto, no le van a la zaga a los de El Mundo en favores del poder, y en consecuencia en competencia desleal en el mundo de la comunicación. Pero desde que murió Jesús Polanco los de Prisa viven inmersos en una cierta confusión que afecta a sus signos elementales de identidad y a su línea editorial, que se ha visto distorsionada por los favores de Zapatero al grupo de La Sexta y Mediapro. Lo que no ha supuesto la recuperación de la independencia —ya fuera de la cabecera— que tuvo El País en los primeros años de su apasionante historia, por más que, de vez en cuando, sacudan con fiereza al PP y, de paso, le den algún varapalo a Zapatero como aviso al navegante de fortuna por “el fuego amigo” —González dixit— que emana contra Prisa desde la goleta errante del que se dice primer almirante de la Moncloa, aunque a veces parezca Popeye.
El palo editorial de El País al Che, que provocó una “escala de grises” domesticados como protesta de una mayoría de la redacción, es una señal del giro al centro con el que los de Prisa, astutamente, preparan su desembarco “liberal” una vez que ese espacio político y editorial ha sido abandonado por El Mundo, y por el PP y el PSOE, una vez que Zapatero se ha identificado con la España prerrepublicana y confederal y Rajoy con el postfranquismo de Dios, Patria y Rey. Pero mientras los de El País deshojan la margarita de su duda ideológica, partidaria y existencial (no saben qué hacer frente al caos institucional provocado por Zapatero), acaban de lanzar al quiosco un nuevo diseño que no les ha quedado nada mal, si no bastante bien, sobre todo cuando, poco a poco, vayan limando errores como la trivialidad de las páginas de opinión, o las columnas de cabecera o de faldón, que resultan incómodas, y cierta confusión con los tipos de letra que mezclan artículos, así como un exceso de texto en algunos casos que les obliga a agigantar o deformar las ilustraciones.
Pero en conjunto —y una vez que se nos explique ¿qué ha pasado con Máximo?— se puede decir que El País ha mejorado en sus formas. Pero no en su contenido porque carece de todo pluralismo informativo y de analistas. A diferencia de las tertulias de la radio, donde imperan los clanes de fanáticos en el PSOE o en el PP, en la prensa de papel los bloques suelen ser monolíticos, con alguna excepción. Y en el caso de El País de manera más descarada que ningún otro. Coincidiendo con el diario El Mundo en la práctica de la manipulación informativa y editorial que en este tiempo inunda, no ya los editoriales, sino las portadas de cada día al servicio de este o aquel partido o interés de orden económico, cultural o particular.
No estamos diciendo, con todo esto, que ambos diarios carezcan en muchas páginas de calidad —mayor la de El País en las secciones de cultura, economía e internacional— ni que sus respectivas redacciones no merezcan el reconocimiento de un trabajo bien hecho. Sino que los que están al mando de uno y otro buque insignia del PSOE o del PP están bastante lejos de llegar a la altura del verdadero periodismo independiente y de contrapoder. Función que los del El País ejercen contra la oposición del PP y los de El Mundo contra el PSOE pero no contra el presidente Zapatero, convencidos como están los dos de que estas elecciones el PP de Rajoy las va a perder.


http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=24/10/2007&name=marcello

No hay comentarios: