miércoles, octubre 17, 2007

Lorenzo Contreras, El secreto esta en la "E"

jueves 18 de octubre de 2007
El secreto está en la “E” Lorenzo Contreras

Conforme se acerca la fecha de las elecciones generales, la palabra “España” va cobrando mayor valor de reclamo para el voto. Y el partido que de manera más acentuada parece sensibilizado en este sentido es precisamente el PSOE, la formación que más necesita del electorado hacerse perdonar sus infidelidades. Ese electorado, naturalmente, no abarca la totalidad de los españoles, pero sí su sector más importante, ya que incluye a no pocos socialistas y gente de izquierda, aunque resulte inevitable creer que el socialista mayoritario y de carné se siente más cercano a la marca PSOE que al término España. En realidad, los temores respecto a la preservación del voto que afecta al concepto de lo español son sentimientos interesados que ahora experimentan de manera oportunista los dirigentes del partido gobernante.
El caso más llamativo en este sentido ha sido protagonizado por Pepiño Blanco, el secretario de Organización que tantas veces ha asumido la mentalidad política de Zapatero como radicalizador de mensajes ideológicos no claramente patrióticos. Pero el señor Blanco acaba de dar un sensible giro a su retórica. Ha recordado, por si falta hacía, que el PSOE es el único partido importante, acaso el único, que lleva la “E” de España en sus siglas. Toda una inesperada inclinación sentimental con formato de papeleta.
Así pues, el secreto está en la “E”. El secreto o la clave. Pepiño, sin embargo, olvida que todas las formaciones socialistas federadas en las respectivas provincias o comunidades autónomas han ido olvidando la compañía de las siglas PSOE para sus identificaciones específicas. La “E” del PSE es la de Euskadi, por ejemplo. El PSC ya no utiliza el adhesivo PSOE para indicar el complemento español de la catalanidad. El PSG procura identificarse como partido socialista de Galicia, sin más complementos. En Valencia, el PSPV ya parece que no reclama como añadido las señas de identidad de carácter general. De manera que en estos y en otros casos, PSOE sobrenada el temporal político con la “E” convertida en el furgón de cola de un tren de letras cada día menos necesario. El PSOE central conserva la sigla identificativa en estado puro, eso sí. Y a esa “E” se ha aferrado el gallego Pepiño Blanco para reivindicarla ahora que, precisamente, la idea o el concepto de España tiende a descarrilar.
¿Qué señales de alarma le está transmitiendo a la dirección de Ferraz el sistema de sondeos que sin duda practica? Hace ya algún tiempo, no mucho, que el zapaterismo, de repente, puso en circulación la expresión “gobierno de España” como firma de todos sus mensajes oficiales. O sea, que el PSOE de ZP, con esa obviedad, suaviza así su divorcio de España como símbolo, sin perjuicio de capitular en materia de banderas y de himnos. Las instrucciones —más que órdenes— que se cursan para que las sucursales del partido en muchas o casi todas las comunidades hagan ondear la bandera española, la constitucional, en los mástiles de los edificios oficiales, son sistemáticamente desobedecidas.
Ferraz prefiere ir olvidando el rigor de esas instituciones, la severidad con que las formula. Pepiño Blanco da la impresión de ser, en cuanto secretario de Organización, una especie de sargento sin autoridad. En reciente entrevista concedida a un periódico madrileño advirtió que los alcaldes socialistas que se atrevan a incumplir la ley de banderas “saben que deben cumplirla y lo harán”.
Pero no consta que eso vaya ocurriendo. Desde luego, saber que deben cumplir lo saben. Que “lo harán” ya es un cantar distinto. Que Ferraz tome cartas en el asunto para hacer respetar sus órdenes es una cuestión de fe que responde al concepto tradicional de Fe: creer en lo que no se ve. Ni se espera.

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