domingo, octubre 07, 2007

Kosovo y España

lunes 8 de octubre de 2007
Kosovo y España
Aprimera vista era un «cazador de francotiradores» serbios, armado con fusil de mira telescópica y una redecilla negra con la que se cubría las mejillas. Pero, tras aquella máscara, quien estaba a mi lado era un antiguo guía turístico, un croata de Pakrac muy aficionado a la Costa Brava, a la paella y el Barça, con quien me entendía perfectamente no porque hablase un chapurreado español, sino porque era como mi vecino del quinto, con las mismas neuras y manías, que enseguida pasó del discurso patriótico a hojear con fruición una revista porno. Hablamos un rato de fútbol y de su mítico veraneo en la Costa Brava. Y volvió a su menester de matar vecinos y cuidar que éstos no le dieran matarile a él. Es lo que tenía la guerra de Yugoslavia. Que era como ver a tu colega, tu primo, tu cuñado, tu compañero de trabajo pegando tiros en la guerra.
Por eso yo también soy de quienes creen que entre España y Yugoslavia -Kosovo incluido- sí hay paralelismos. Y también reventaría si no lo digo. Aquella guerra se alimentó con mitologías nacionalistas y se desencadenó por el delirio de quienes quisieron crear una Gran Serbia étnicamente pura. Y por eso creo que la independencia de Kosovo será no sólo un peligroso precedente de «autodeterminación». Sino, sobre todo, la más triste prueba del fracaso de Europa en los Balcanes. Se bombardeó Belgrado para impedir que se salieran con la suya quienes creían posible la creación de estados étnicamente puros. Si no se hubiese actuado así, ahora estaríamos leyendo noticias de limpiezas étnicas en Europa con la misma rutina con la que hablamos de hutus y tutsis. Pero no deja de ser un escandaloso fracaso que la guerra se cierre con la creación de otro micro Estado de esencias étnicas (albanesas) en Kosovo, que vendrá acompañado por la huida en masa de los serbios del lugar. Allí quedarán, eso sí, cuatro monos de la UE para vigilar sus templos vacíos. No creo que sea prudente seguir humillando a los vencidos serbios. Vamos a convertir Kosovo en el origen de la siguiente guerra de los Balcanes. Nosotros no la veremos. Pero ahí quedará en herencia para nuestros hijos.

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