jueves, octubre 18, 2007

Julian Garcia Candau, Hamilton-Alonso, final con morbo

viernes 19 de octubre de 2007
Hamilton-Alonso, final con morbo Julián García Candau

Nunca jamás había creado en España tanta emoción, incertidumbre y polémica el final del Mundial de Fórmula 1. Nunca como este año habíamos vivido la última prueba con un español optando a revalidar el título. Las dos victorias anteriores de Alonso llegaron con menos morbo.
La rivalidad nacida en el seno de la escudería McLaren no ha sido la primera, aunque tal vez la hemos vivido con mayor intensidad por la parte que nos toca. El domingo, el circuito de Interlagos va a poner a millones de españoles frente a la pantalla de televisión. Los últimos grandes premios, disputados en Japón y China, despertaron con antelación a los seguidores del deporte y fueron madrugadas en las que se disfrutó del espectáculo. En la tarde del domingo se va a dar el caso de que, casi sin duda alguna, será más seguida la carrera automovilística que la Liga de fútbol. Quizá alguien con sentido común trasladó al sábado los partidos más importantes de la jornada con el fin de que no se disputaran la audiencia con Alonso.
Todas las posibles combinaciones para que Alonso gane por tercera vez ya se han explicado y, desafortunadamente, en la mente de muchos miles de españoles ha anidado el deseo de que a Hamilton le suceda algo parecido a lo que le privó de puntuar en China.
Se han contado tantas marrullerías de las que desde el punto de vista español ha sido víctima nuestro piloto, y tantas las salidas de pata de banco que en Inglaterra han adjudicado al español, que la carrera en que se pone en juego el premio más importante del automovilismo mundial se ha convertido en una especie de guerra familiar. Parece como si hubiera lucha entre los herederos por el testamento del padre.
En España se ha convertido a Hamilton en villano y en Inglaterra se ha hecho lo mismo con Fernando. Para acabarlo de arreglar, el árbitro Medina Cantalejo, que casi ha echado de la Eurocopa a Inglaterra, añadió leña al fuego. Tenemos desavenencia añadida.
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