martes, octubre 23, 2007

Jose Oneto, Descarrilamiento en la Moncloa

miercoles 24 de octubre de 2007

Descarrilamiento en la Moncloa José Oneto

La Moncloa está a punto de descarrilar tras la firme promesa del presidente del Gobierno de que el próximo día 21 de diciembre el AVE, ese tren de alta velocidad que lleva ya tres años de retraso, llegará a Barcelona.
La promesa, en el fondo otra promesa electoral, está a punto de desvanecerse si continúa el caos ferroviario en la capital catalana, si vuelven a aparecer nuevos socavones o si peligra la seguridad de las nuevas instalaciones.
Cataluña, que tiene su contencioso con el Estado por el dinero que recibe y que ha querido solucionarlo con un sistema de financiación relacionado con el porcentaje que la Comunidad aporta al Producto Interior Bruto (PIB) del país, se ha convertido en una auténtica pesadilla para el presidente del Gobierno. Cuando no es el aeropuerto del Prat, son los históricos apagones del pasado verano, la paralización del puerto por la ineficacia del delegado del Gobierno, la caída de una línea de alta tensión o el hundimiento del Carmel.
Mientras,las tres administraciones (la central, la autonómica y la local) están en plenos juegos florales sobre la identidad de Cataluña, sobre su Estatuto, sobre el propio ser catalán, sobre la implantación del catalán como idioma dominante.
Pero el caos de ahora, que aunque dicen que durará una semana puede durar dos meses por el destrozo que las obras del Ave han provocado en el túnel de Ferrocarrils de la Generalitat, supera cualquier escenario que se pueda imaginar: 130.000 personas afectadas que tardan en llegar a su puesto de trabajo lo mismo que cualquier viajero que haga el trayecto en Ave de Sevilla a Madrid, cuatrocientos trenes anulados en dos de las líneas de Renfe, cuatro estaciones de Ferrocarriles de la Generalitat afectadas, millones y millones de euros perdidos en horas de trabajo, retraso en todo, malhumor e indignación.
Si alguna misión tienen los políticos es hacer la vida agradable o simplemente normal al ciudadano. Que cuando abre el grifo haya agua, que cuando apriete el interruptor tenga luz, que su camino al trabajo no se convierta en un vía crucis, que funcione el transporte, que pueda circular con normalidad por las carreteras.
Sin embargo, lo de Cataluña se ha convertido en una auténtica pesadilla para Zapatero y para su Gobierno, por las repercusiones electorales que puede tener en el mes de marzo en un electorado socialista que es el que utiliza mayormente los servicios de Cercanías y el sector social que más está sufriendo la falta de previsión, y de información real de lo que está pasando.
A estas alturas del conflicto, cuando se ha llegado incluso a proponer el transporte a Barcelona por barco desde Vilanova i la Geltrú con lanzaderas que lleguen a Bellvitge y Cornellá, lo inexplicable es que todavía nadie haya asumido ningún tipo de responsabilidad política y que se siga protegiendo a la Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez.
La protección ha llegado al punto de preservarla para que no comparezca en el Parlamento. Esta semana dará la cara en el Senado el ministro de Industria, el catalán Joan Clos, y a final de mes (cuando se sepa realmente cuánto durará el caos y cuándo llegará el Ave a Barcelona) el presidente del Gobierno comparecerá en el Parlamento. Probablemente con la seguridad de que el 22 el Ave llegará a Málaga, vía Córdoba y al día siguiente a Valladolid, vía Segovia.
Si ahora toda la responsabilidad quiere echarse sobre una de las empresas constructoras, como ha comenzado a extenderse por algunos círculos informativos, la explicación no es creíble y seria poner el foco de esas responsabilidades lejos de donde realmente están.


http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=24/10/2007&name=oneto

No hay comentarios: