lunes, octubre 22, 2007

Jaime Gonzalez, El fraude de la zeta mayuscula

lunes 22 de octubre de 2007
El fraude de la zeta mayúscula
JAIME GONZÁLEZ
Será porque ZP le venía grande, o porque se han dado cuenta de que su figura cabía de sobra en una letra, lo cierto es que Zapatero es ya una zeta mayúscula. A partir de ahora, al presidente del Gobierno de España hay que llamarle simplemente Z, saboreando despacio su escuálida anatomía para que el eco de su nombre condensado nos haga cosquillitas en la lengua.
Zapatero se estrecha y lo siguiente será un vídeo en el que, desprovisto de corporeidad, Z se alzará en estado gaseoso por encima del bien y del mal, convertido en la nueva «Campanilla» de la izquierda. Como chorradita cósmica o polvo sideral, Z está muy bien, porque es manejable y ocupa poco espacio. Como paradigma de su insoportable levedad, Z es un hallazgo primoroso que el PP debería valorar en su justa medida, porque lanzar la caballería contra él podría resultar una ofensa para muchos españoles seducidos por el «hombre-signo». Es mejor no ponerse a su altura y dejar que la nadería alcance el punto de ebullición necesario para que se cueza en su propia salsa.
Zapatero —perdón por llamarle por su nombre— es la Z que encarna la musculatura de un Gobierno envuelto pulcramente en celofán para que la gente no mire el interior del paquete. Dentro no hay nada, pero el lazo que adorna la caja y el primoroso papel de regalo se convierten en un trampantojo de efectos perversos. La irritante ingravidez de Z lo lleva a elevarse como un globo. «Todo se puede decir con una sonrisa», comenta Z mientras sube y sube, convertido en cometa vaporoso.
El Departamento de Ideas de Ferraz ha parido un vídeo que resume fielmente los tres años y medio de Gobierno Z, porque Zapatero —con perdón—es el «rasca y gana» de una manera de hacer política que estremece por su banalidad. Si todo lo que aporta la izquierda se descubre con un simple roce de uña, habrá que convenir que el socialismo español es una especie en vías de extinción, por mucho que protejan a Z vistiéndole de la última letra, aunque sea mayúscula.
Desde un estricto punto de vista iconográfico, Z puede tener su público, y hasta es posible que la capacidad de seducción del personaje obre el milagro de arrancar un puñado de votos, pero tarde o temprano Z se extinguirá por el peso de su propia inconsistencia, porque no es posible que Z nos tome por idiotas y encima le votemos como tales. Salvo que Z tenga razón, en cuyo caso el problema ya no estaría en Z, que merecería pasar a la historia como el hombre que descubrió que los verdaderos idiotas —entre los que me incluyo— son aquellos que no entienden el significado de sus signos.
Sinceramente, albergo un punto de optimismo, porque no creo que Ferraz haya diseñado el vídeo aplicando la lógica simbólica. Porque si José Blanco ha leído a Heiddeger y Husserl y se ha inspirado en su obra para esquematizar pensamientos utilizando un lenguaje distinto al verbal, Rajoy ya puede ir pidiendo el reingreso en el Cuerpo de Registradores de la Propiedad.
Entonces, estaríamos definitivamente perdidos, porque la modernidaZ, la solidaridaZ, la humildaZ, la lealtaZ, la seguridaZ, la equidaZ y la verdaZ serían conceptos que el socialismo habría convertido en reflejos de sí mismo para, siguiendo el manual, dejar que el PP se pierda en la lógica aristotélica, esa antigualla que todavía busca la verdad identificando «falacias y paradojas». Si Pepiño conoce el uso matemático de la Lógica y la Teoría de la Computabilidad, yo me bajo en la próxima, porque tenemos Z para rato.

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