domingo, octubre 21, 2007

Inocencio Arias, La dimision del irani

lunes 22 de octubre de 2007
La dimisión del iraní Inocencio Arias

Felipe González comentó acertadamente cuando Gorbachov visitó oficialmente España que el líder ruso, con su apertura, iba a acabar con un buen número de kremlinólogos. Con los expertos que, por la cerrazón del sistema, se dedicaban a escudriñar lo que quería decir el menor gesto de la clase política soviética.
El fenómeno se repite ahora en otros países, el Congreso del Partido Comunista Chino se presta a ello, y tiene un cierto reflejo en la dimisión en Teherán de Ali Larijani, el encargado de negociar sobre el tema nuclear. Curiosamente, analistas estadounidenses sostenían recientemente que la estrella de Larijani estaba en ascenso. Este fin de semana, sin embargo, se apagó.
Su marcha parece anunciar un endurecimiento de la postura de Irán en sus negociaciones con Occidente y frente al Consejo de Seguridad de la ONU, que, como es sabido, ha impuesto en dos ocasiones sanciones leves a Teherán por negarse a parar su programa nuclear que le puede llevar a la adquisición de la bomba. El dimitido chocaba frecuentemente con el presidente Ahmadineyad, al que había disputado la Presidencia hace años. No, al parecer, porque disintiese con el belicoso presidente en el objetivo final, el de dotarse de un programa nuclear, sino por creer que había que dialogar seriamente con la comunidad internacional sobre el tema y ser contemporizador.
Ahmadineyad le había tirado de las orejas en diversas ocasiones. En una, había dado a entender que Larijani iba demasiado por libre en las negociaciones; en otra reciente desmintió a la carrera una afirmación del dimitido: la de que Putin, en su reciente viaje a Teherán, había propuesto una fórmula de compromiso para salir del punto muerto en el tema nuclear. No, dijo el presidente, Putin no propuso nada.
El periódico Irán, cercano al régimen, concluye que el país necesitaba en estos momentos un equipo negociador más enérgico en las conversaciones que la comunidad internacional ha delegado en Javier Solana. El comentarista Issa Saharkhiz es categórico: “tenemos que seguir nuestro camino, haga lo que haga el Consejo de Seguridad”. Elocuente.
La conclusión inicial, pues, es que el factótum Khameini se ha inclinado ahora a las posturas radicales de Ahmadineyad.
Otra que se impone a más largo plazo: Irán gana unos meses en su juego de ratón y al gato con la comunidad internacional que le llevará inexorablemente a tener la bomba.

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