domingo, octubre 21, 2007

Imanol Zubero, Solo conocemos la hora

Sólo conocemos la hora
21.10.2007 -
IMANOL ZUBERO

Ponerse constituyente es la forma por excelencia de ponerse gallito en términos políticos. Cualquier otra posición, por más desabrida que pueda parecer en sus formas, es siempre reconducible a los términos del procedimiento democrático normal, fundado en el principio de que todas las discusiones políticas que vayan a plantearse versan sobre cambios en el sistema, pero no sobre cambios del sistema. Entiéndaseme bien: no estoy diciendo que esta segunda posibilidad, aquella que pone en cuestión el sistema o el marco político mismo no pueda ser democrática; puede serlo, sin duda. Lo único que digo es que esta discusión en la que se plantean no cuestiones de reforma, desarrollo o evolución del marco político existente, sino su reemplazo por otro de naturaleza distinta, nos coloca en una situación por definición extraordinaria, en la que los procedimientos normalizados para la negociación y la toma de decisiones se muestran insuficientes. En este caso que nos ocupa, la discusión sobre la legalidad o no de las propuestas de cambio es fundamentalmente inútil, pues en la práctica resulta muy complicado adecuar la voluntad constituyente al marco de la legalidad constituida. El miércoles el Parlamento vasco fue escenario de una de estas exhibiciones de testosterona política que, de ir en serio, rasgaría irremediablemente las costuras del marco político existente. «Le lanzo un reto a Zapatero: convoque una consulta de ratificación de la Constitución española y, si es favorable, pero con la mayoría absoluta de los votos emitidos, yo me callo y en 20 años no vuelvo a tocar el tema», declaró el portavoz del PNV, Joseba Egibar; el mismo que en el Alderdi Eguna portaba una pegatina con el lema 'Día 391 antes de la consulta'. Egibar no oculta su voluntad constituyente ante el proceso abierto por el tripartito. No la oculta, y hace bien. El problema no está en quienes, como él, apuestan por dar a la consulta un carácter constituyente, puesta de largo del sujeto soberano vasco. El problema está en quienes, como el lehendakari, nos adelantan la hora a la que piensan acudir a votar el 25 de octubre de 2008 pero no nos aclaran qué es lo que nos estamos jugando de aquí al día de la consulta. Una consulta que el parlamentario del PNV Luke Uribe-Etxebarria, a quien aprovecho para felicitar sinceramente por su intervención hace una semana en el programa de debate de ETB-1 'Kalaka', compara con la iniciativa soberanista impulsada por el Partido Nacionalista Escocés tras su victoria electoral en mayo. Esta analogía no se sostiene. No hay más que leer lo que el primer ministro escocés, Alex Salmond, escribe en la presentación de la web en la que expone su iniciativa, denominada 'Conversación Nacional': «La Conversación Nacional es un debate sobre el futuro constitucional de Escocia basado en la premisa de que el pueblo escocés es soberano y, por ello, debe ser consultado. Como Primer Ministro contribuiré a la Conversación Nacional apoyando la independencia, sus beneficios y oportunidades. E invito a otros a unirse a la Conversación para compartir sus opiniones y argumentar sus opciones» (www.scotland.gov.uk /Topics/a-national-conversation).Salmond no ha hecho pública la hora en la que acudirá a votar, pero sí cuál es su propuesta de futuro para Escocia. Esta sí es una iniciativa seria. ¿Lo nuestro? Lo nuestro por ahora no es más que una inaceptable muestra de oscurantismo político.i.zubero@diario-elcorreo.com

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