lunes, octubre 08, 2007

German Yanke, ¿Ha cambiado Batasuna?

martes 9 de octubre de 2007
¿Ha cambiado Batasuna? Germán Yanke

Si el Gobierno quiere perseguir a ETA (“a muerte”, como cuentan que el presidente Rodríguez Zapatero dice en privado), nada más lógico que apoyarle. Si en la Audiencia Nacional se prepara la suspensión de actividades de ANV, como se hizo en su día con Batasuna, por formar parte del entramado de ETA, lo mismo. Si el cambio es hacia la dirección correcta, en materia tan sensible a la libertad y la democracia como el terrorismo, no es momento de no prestar apoyo.
Todo ello no quita que pueda pedirse una cierta coherencia intelectual en los planteamientos políticos que abonan una acertada batalla al terrorismo. El director general de la Policía y la Guardia Civil, en sintonía con las detenciones ordenadas por el juez Garzón, dice ahora que los informes policiales dan cuenta de que Batasuna trataba de reestructurarse para prestar apoyo a una estrategia de violencia. Uno comprende que no es fácil mostrar coherencia al mismo tiempo que se cambia la posición judicial, o de la Fiscalía, en función de las circunstancias. Sin embargo, la explicación política de los supuestos informes policiales suena infantil. ¿Qué es exactamente reestructurarse? La evidencia es que las reorganizaciones de Batasuna son siempre meramente instrumentales y no cambian ni su papel ni sus objetivos. Mucho menos la consideración penal o judicial de la citada organización, sobre todo después de su documentada y argumentada ilegalización.
¿Quién va a creer a estas alturas que se presente como una novedad que Batasuna trate de apoyar una estrategia de violencia? No ha hecho otra cosa —es más, no tiene otra razón de ser— que apoyar a ETA, de la que forma parte, a la que obedece y asiste. La idea de que algo ha cambiado es una ficción que sólo sirve para justificar el pasado de un nefasto “proceso” que terminó como terminó. Y para justificarlo vanamente, ya que en aquél se pretendía dialogar, mediante intermediarios que eran parte de uno y otro (del Gobierno y de ETA), con la banda terrorista. Ni ETA ni Batasuna son coyunturalmente violentos: el totalitarismo terrorista está en su entraña ideológica y práctica. Los dirigentes de la ilegalizada Batasuna apoyaron el “proceso” en la medida que pensaron que era el camino para conseguir sus objetivos fascistas. Lo dejaron de apoyar cuando vieron que no los conseguían porque los rectores del Estado no estaban tan enloquecidos como creyeron. Nunca han apoyado la paz, nunca se han alejado de la violencia. Nunca han pedido a ETA que la abandone. Nunca se han separado de ella.
El asunto no es retórico porque las instituciones democráticas no se enfrentan a un grupo cambiante, sino persistente en su totalitarismo y criminalidad. Precisamente por ello los distingos son peligrosos porque dejar abierta la puerta para que, en un futuro, Batasuna sea a la vez la misma aunque nueva y distinta (que es lo que quisieron hacer creer durante el “proceso”) es, lejos de un llamamiento al sentido común, una puerta abierta para los terroristas.
Ya sabemos cómo se justificó el desaguisado. Ya sabemos cómo terminó. Para cambiar de estrategia ante ETA y sus adláteres es mejor no volver a aquellos falsos distingos. Si no se quiere reconocer que se rectifica, no se reconozca, que ya lo sabemos todos. Pero rodear el sentido común de fantasía sólo logra desconcierto y desconfianza.

No hay comentarios: