martes, octubre 09, 2007

GEES. Gonzalez contra Aznar

miercoles 10 de octubre de 2007
Sobre un artículo en El País
González contra Aznar
No hubo en la Primera Guerra del Golfo "segunda" resolución que debatiese el tema y aclarase cuáles eran esos "medios necesarios", si una misión de predicadores franciscanos para convertir a Sadam o unas pocas bombas nucleares. ¡Ilegalidad, ilegalidad!

GEES

No hace falta mucho para que desde el PSOE se pisotee y calumnie a Aznar. Basta con que el Pisuerga pase por Valladolid. Y si las elecciones se acercan, ¡qué más quieres! La última de González es sobre política exterior. El pasado jueves el líder popular y ahora militante de base presentó a última hora de la tarde un libro de Alejandro Muñoz Alonso sobre la política exterior de sus dos mandatos. A la mañana siguiente –¿cómo se habrá enterado?–, Felipe le replicó en El País con Mentiras y mentirosos. Un título muy de su cuerda. A descalificar tocan, que somos maestros. Dime de qué acusas y te diré lo que eres. Y conviene que la acusación sea preventiva para reclamar derechos prioritarios sobre las palabras vejatorias. Como mienten tanto, tienen que pasarse la vida acusando de mentirosos a los demás: ni la posibilidad del más pequeño error, dejémonos de contemplaciones. El horno no está para bollos, toda la verdad ha de ser nuestra y concesiones ni ésta.
¿No tiene derecho Aznar a estar harto de la desaprensiva e inmoral demonificación de que es objeto? Fuera de la política, en su forma más degradada, nadie sufriría un tal acoso sin que el código penal acudiera en su defensa. ¿No tiene derecho a estar orgulloso de los esfuerzos que hizo y los éxitos que logró para aumentar el peso de España, la "discutida y discutible", en el desafinado concierto de las naciones? ¿Acaso su retórica consistió en denigrar todo lo que se había hecho antes, como sistemáticamente harían sus sucesores? ¿No buscó una forma de reconciliación nacional –en mala hora–, dejando que el tiempo y la pasividad de los fiscales enterrasen todas las infaustas transferencias de capital en la era filipesca del omnipresente pelotazo, neologismo popular que encubría una rica pluralidad de conductas deshonestas a gran escala, de las que el caso Roldán no fue más que minúsculo, y solitario, botón de muestra? Pero para los socialistas el más insidioso de los pelotazos fue arrebatarles el poder, a ellos, que son el pueblo y por tanto los titulares natos de la gobernación, la gobernanza, los gobernados y las prebendas adjuntas.
"La verdad es lo que los ciudadanos perciben cómo verdad", dice Felipe. Disparate ontológico y cinismo político. Pero si consigues un gran dominio de los medios de comunicación te sirve para linchar al rival político e intentar, vendiéndote a los antisistema, una democracia sin oposición. Aquellos ciudadanos entre quienes has conseguido esa suculenta percepción están maduros para tragar todo lo que les metas. Como la ficción de que hay guerras legales, inventada con Irak para sustituir al venerable concepto de guerra justa. Muy injusta debe ser la ONU que nunca ha condenado la guerra ilegal, antes al contrario, ha pedido a sus miembros, en varias resoluciones, que colaboren con quienes liberaron a los iraquíes, a lo que nuestro Gobierno, ilegalmente sin duda, se ha negado. A renglón seguido, Felipe confunde las resoluciones en las que se amparó Estados Unidos para derribar al Gobierno talibán –en las que nunca, como en cualesquiera otras, figura la palabra guerra– con las que aprueban el envío de fuerzas de mantenimiento de paz allí a donde no la hay, que son las que invoca el Gobierno de Zapatero.
Irak es "esa guerra que nos oprime". Los verdaderos oprimidos nunca tendrán nada que agradecer a Felipe y sus correligionarios, pero éstos tienen mucho que agradecer a aquellos, pues con su sangre y angustias pretenden seguir ganando elecciones.
Si de ilegalidades va el juego, los socialistas aprobaron Kosovo, sin que ONU aprobase guerra, lo que no tiene nada de particular porque nunca jamás lo ha hecho ni lo hará. Así que todas son ilegales –qué absurdo!–, incluida la liberación de Kuwait en la que Felipe nos metió, con el leal apoyo de la oposición, pues el "todos los medios necesarios" de entonces puede, sí, incluir la guerra, pero no lo dice, y de lo que se discutía entonces era de sanciones. No hubo, sin embargo, "segunda" resolución que debatiese el tema y aclarase cuáles eran esos "medios necesarios", si una misión de predicadores franciscanos para convertir a Sadam o unas pocas bombas nucleares. ¡Ilegalidad, ilegalidad!
Pero lo más chistoso es lo de que "acabaron con el consenso laboriosamente trabajado". Lo que trabajaron laboriosamente, y González cubre con una espeso y nada inocente manto de silencio, fue la oposición al ingreso en la OTAN, estación europea del imperialismo americano y amenaza de desencadenamiento de la tercera guerra mundial. El consenso consistió en decir gozosamente que no era lo mismo marcharse que no entrar y engañar así a su acomodaticio electorado. UCD había hecho el trabajo sucio y además se había llevado los palos. Justo lo contrario de la "reconversión industrial", quizás la mayor y mejor hazaña del felipismo, que jamás hubieran consentido al partido de la oposición.
Pero si Felipe quiere dolerse de alguien que lo ha destruido todo, lo de Aznar, lo suyo y lo de UCD, los estatutos, la Constitución y, salvo pausa electoral, la discutida y discutible España, no tiene más que mirar a la actual presidencia de ministros, donde se halla una de las personas que más desprecia, pero por cuyo pesebre ha terminado pasando.
GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.

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