martes, octubre 23, 2007

Fernando Fernandez, Un Nobel bolivariano

martes 23 de octubre de 2007
Un Nobel bolivariano

FERNANDO FERNÁNDEZ
LOS premios Nobel siempre han sido polémicos. Esa es parte de su gracia. Confieso que darle el de la Paz a Al Gore por su filípica ecologista me parece un exceso. Claro que la Academia aún no había visto el video del presidente Z. Sin discutir los fundamentos científicos del cambio climático, lo que ya es una inmensa manifestación de buena voluntad por mi parte para estar a tono con los tiempos, no acabo de ver la relación entre el fenómeno meteorológico y la paz entre los pueblos, por mucho empeño buenista que ponga. Pero es un buen golpe de marketing y hasta la Fundación sueca está necesitada de un poco de publicidad. Tanto como un errante premio Nobel de Economía llamado Joseph Stiglitz, que se gana bien la vida alimentado por caudillos tradicionales para castigar al imperialismo.
En una reciente visita a Venezuela, tengo delante una cita de Bloomberg del 10 de octubre, Stiglitz hizo un elogio de la gestión económica del país bolivariano, al que puso como ejemplo por su éxito en la distribución de la riqueza petrolera entre los ciudadanos. Vale que omita por cortesía diplomática alguna alusión a la ausencia de libertades o a la rampante corrupción, algo que no hizo por cierto un simple rector de una universidad del imperio cuando calificó de dictador a quien obviamente lo es, el iraní Ahmineyad, con quien Chávez se ufana en mantener excelentes relaciones, hasta el punto de ordenar a su línea aérea, Conviasa, que mantenga una ruta directa con Irán, pese a su evidente irracionalidad económica. Pero que un economista presuntamente serio, especializado además en predicar sobre los fallos del mercado, no fuese siquiera capaz de comprobar la escasez rampante de productos de primera necesidad en los supermercados venezolanos, que no tuviera un solo comentario sobre la irresponsabilidad de fijar los precios de la gasolina doméstica por debajo del coste de extracción de crudo, que se atreviera a recomendar un poco más de inflación en un país que ha conocido la híper y que animase al caudillo militar a acabar con la independencia del banco central, sólo tiene una explicación: la ceguera política arruina la capacidad de análisis económico, incluso a algunos premios Nobel. En su descargo podemos decir que Stiglitz no conocía la última estupidez de Chávez, atreverse a espiar al presidente Zapatero. Un incidente menor pero que demuestra bien la catadura del personaje.
Stiglitz se pasea por el mundo como azote de Bush entre la complacencia de la progresía tradicional que aplica la propiedad transitiva a las relaciones internacionales: los enemigos de mis enemigos son mis amigos. Quizá se quiera hacer perdonar su etapa como economista jefe del Banco Mundial, en la que tanto contribuyó a elaborar el consenso de Washington del que hoy reniega en arameo. O quizá simplemente aplica la teoría de precios a la producción de ideas y se ha dado cuenta de que hay una fuerte demanda en los países ricos por teorías conspirativas y exculpatorias de los caudillos militares siempre que sean de izquierda. Me van a permitir el atrevimiento de recomendarle un libro al premio Nobel, y a sus muchos seguidores. Está escrito en 1975 por un liberal venezolano, Carlos Rangel, y reeditado por Faes. Ya sé que la editorial le provocará náuseas, pero un buen intelectual debe estar dispuesto a leer al enemigo para desenmascarar sus falacias. El libro se llama «Del buen salvaje al buen revolucionario» y su análisis de la ideología revolucionaria es hoy, desgraciadamente, de plena actualidad en el continente latinoamericano. Tanta que Chávez ha querido castigar toda sombra de Rangel expulsando a su mujer, Sofía Imbert, de la dirección de uno de los principales museos de arte moderno del continente, un museo que aún lleva su nombre. Así las gastan los caudillos, Mr. Stiglitz. Cuánto bien a la causa de la libertad podían haber hecho unas palabras suyas. Pero siempre es más popular insultar a Bush. Además tiene premio.


http://www.abc.es/20071023/opinion-firmas/nobel-bolivariano_200710230316.html

No hay comentarios: