viernes, octubre 19, 2007

Fernando Castro, Desvergüenza estetizada

viernes 19 de octubre de 2007
Desvergüenza estetizada
FERNANDO CASTRO FLÓREZ
Una vez más asistimos al espectáculo del cinismo mezclado con la estupidez y, lo que es peor, la completa inmoralidad. Un «presunto» artista pide permiso para exponer el cráneo de un hombre asesinado por los terroristas. Ofende a la inteligencia tanta falta de respeto. El sujeto en cuestión pretende que su «obra» sea neutral y que tan sólo cuente lo que pasa. El mundo está lleno de apolíticos y gente que pretende que la mirada carezca de intencionalidad. Y, sin embargo, la estructura de la comprensión, como nos enseña Gadamer, es prejuiciosa. Lo que se está exponiendo en el Guggenheim de Bilbao es, para decirlo sin ornamento ni ungüento, una completa desvergüenza, un insulto a las víctimas y una manifestación descarada del grado de indecencia al que se puede llegar en nombre del arte. Parece como si bajo ese paraguas sublimador uno pudiera actuar impunemente.
Faltando el jucio crítico y el mínimo sentido común se puede hacer cualquier salvajada o insultar al prójimo sin que pasen factura ni puede buscarse ninguna responsabilidad. La forma en la que aparecen el «sufrimiento» de los terroristas y de su infecto entorno, la mirada que se dirige a las «fuerzas de ocupacion» españolas y, en general, la perspectiva sesgadísima de este fotógrafo revelan que es todo menos aséptico.
Él, lo sabemos de sobra, ha tomado partido y, sin duda, su bando no es el de aquellos que soportan la tiranía de los asesinos y de sus bestiales voceros para-políticos. La cobardía invita a la alegorización o, lamentablemente, al camuflaje. A mí no me van esas zarandajas. Sólo quiero que conste mi desprecio supremo a esa obra, si es que merece este calificativo. Esa exposición en la que se habla de que cada uno va «según su gusto» merecería ser olvidada y, sin embargo, tenemos que, indignados, soportar de momento sus ecos y delirios.

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