sábado, octubre 20, 2007

El ejemplo de los Pactos de La Moncloa

domingo 21 de octubre de 2007
El ejemplo de los Pactos de La Moncloa
EN una época marcada por el egoísmo insolidario de algunos y el oportunismo de otros, conviene repasar las imágenes que conmemoran los momentos decisivos de la Transición democrática. En efecto, aquellos fueron tiempos de generosidad y altura de miras al servicio del interés público, y así debe reconocerse a sus protagonistas, unos ya fallecidos y otros retirados o en segundo plano de la vida política. Entre esos hitos históricos figuran en lugar preferente los llamados Pactos de La Moncloa, elemento determinante para la estabilidad económica y la paz social, imprescindibles en momentos de incertidumbre. No es exagerado afirmar que el tránsito desde el régimen autoritario a la democracia constitucional sin ruptura de la legalidad formal no hubiera sido posible sin la actitud patriótica de los partidos, las asociaciones empresariales y los sindicatos, que sentaron las bases de la «transición económica». Un reconocimiento especial merece la figura de Enrique Fuentes Quintana, recientemente fallecido, que fue artífice de los pactos en su condición de insigne profesor y vicepresidente del Gobierno. El salto adelante de la economía española desde entonces a nuestros días ha sido ciertamente espectacular, y muchos ciudadanos se preguntan, entre la sorpresa y la indignación, por qué los políticos no han sabido aplicar al modelo territorial la misma sensatez que inspira desde hace años la política económica, al margen de aciertos o errores coyunturales.
A partir del Plan de Estabilización de 1959, España empezó a dar pasos en la buena dirección para adaptar la realidad social y económica a las pautas del mundo desarrollado. Una sociedad de clases medias y una dinámica empresarial y laboral homologable a los países de nuestro entorno han sido factores de primer orden en el éxito colectivo. A diferencia de otras épocas convulsas, España estaba en condiciones a la muerte de Franco de afrontar un complejo proceso político y jurídico que culminó con la Constitución de 1978. Sin embargo, todo se hubiera ido al traste si el egoísmo o la democracia hubieran llevado a un conflicto social que no se podía permitir un país con instituciones todavía frágiles. En aquellos acuerdos firmados en la sede de la Presidencia del Gobierno estaban presentes líderes cuya procedencia ideológica y trayectoria personal eran ciertamente distintas, incluso radicalmente opuestas. No obstante, todos fueron conscientes de que era el momento de hacer política en el más noble sentido, dejando de lado el partidismo y la búsqueda de ventajas a corto plazo. Sin vencedores ni vencidos, los Pactos de La Moncloa hicieron posible una Transición modélica hasta llegar al Estado democrático y social de Derecho, cuya norma fundamental recoge los principios de la economía mixta que han sido la clave del éxito de la Europa comunitaria en la segunda mitad del siglo XX, aunque sea imperfecta y requiera una actualización permanente.

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