jueves 18 de octubre de 2007
"Low cost" y turismo de baja estofa
Los supuestos gurús que siguen poniendo pegas a las líneas aéreas de bajo coste deberían recibir un aleronazo en la cabeza, a ver si espabilan y dejan de decir bobadas. Estos profetas del catastrofismo vaticinaron, cuando dichas líneas empezaron a desembarcar en Santiago, que el turismo tan presuntamente selecto de la capital gallega se iría al caralliun. O sea, que en vez de recibir a ejecutivos tipo Wall Street con ganas de inflarse de marisco en el Franco pasaríamos a atraer a marginales con el dinero justo para comerse un bocata de choped en las escaleras de A Quintana.
Pronto se vio que la cosa no era así, ni mucho menos, y ahora está clarísimo que estaban equivocados, pero los agoreros siguen dando la vara. O sea, que por alguna extraña razón ven Compostela plagada de forasteros de baja ralea y de botelloneros italianos o británicos que sólo viajan a Santiago con el único objetivo de mazarse los fines de semana en compañía de las faunas autóctonas. Por eso, seguramente, el Hostal de los Reyes Católicos -al alcance de todos los bolsillos, jue- estuvo hasta los topes en septiembre, y sigue estándolo en octubre, y quizá también por eso otros muchos hoteles de cinco y cuatro estrellas no dan abasto de atender a forasteros. Lo dicho, que reciban un aleronazo. O que metan la cabeza en una turbina. Directamente.
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