miércoles, octubre 10, 2007

Crujidos en España

jueves 11 de octubre de 2007
Crujidos en España
Éste es el título del denso artículo de fondo firmado por Stephane Marchand en Le Figaro y que por su interés merecería la reproducción íntegra. Sobran comentarios. «Hasta este año de 2007, el Monarca español era sagrado en su reino; criticarlo, una ofensa impensable; insultarlo, un crimen punible por los tribunales. El tabú acaba de volar en pedazos. La Monarquía es ahora un blanco político como cualquier otro. La agitación permanece circunscrita a unas cuantas minorías ruidosas y tiene toda la apariencia de la simpática cacofonía común a todas las democracias modernas, pero España es una democracia muy joven y, por tanto, vulnerable. Nadie la encarna mejor que Don Juan Carlos, desde que se interpusiera ante los golpistas de 1981».
«La envidiable salud económica de España podría hacernos olvidar su Historia, pero el país no la olvida. Las heridas de la guerra civil y la dictadura no se han cerrado por completo. La sociedad sigue siendo frágil, pues conoce su tendencia a las divisiones internas con resultados trágicos. A través del Rey, son las instituciones nacionales las que son atacadas. Aunque el sistema federal concede una muy amplia autonomía a las provincias, Cataluña y el País Vasco no dejan de pedir más y más, con el peligro de arrastrar a España hacia la dislocación institucional».
«En este clima equívoco, donde se mezcla el dinamismo económico con la incertidumbre existencial, sobre un fondo de precampaña legislativa, convendría gobernar con tiento. Por el contrario, el presidente del Gobierno ha escogido desde el año 2004 el tratamiento de choque. En nombre del «socialismo ciudadano», ha lanzado a su país a una metamorfosis social acelerada y ha convertido a España, vieja tierra católica, en uno de los países más «liberados» del mundo. No todos los españoles estaban preparados para este viraje a la izquierda y para un «tsunami de las costumbres». Asimismo, el presidente ha desplegado una cortesía hacia los separatistas vascos de ETA que se revela embarazosa tras el regreso del terrorismo. En resumen, la persona del Rey no es el único tabú que se tambalea en España. El viejo país está siendo sacudido y los crujidos que deja oír son señal de los dolores del cambio».

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