viernes, octubre 19, 2007

Cesar Alonso, Tedio

viernes 19 de octubre de 2007
Tedio
CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
Hace ya bastantes años, Antonio Muñoz Molina, hastiado ya de los nacionalismos y sus pretensiones, dijo algó así como «que se vayan, que se separen de una vez por todas y nos dejen en paz». En seguida rectificó. Pensó que un escritor no tiene derecho a caer en una reacción tan incorrecta políticamente. La verdad es que hoy son cada vez más los que están haciendo suya la salida del novelista.
El tedio que produce la coexistencia con los nacionalismos se debe especialmente al hecho de que la inmensa mayoría de los españoles ha ido tomando conciencia del problema de un modo excesivamente tardío. Así, un buen día un ensayista descubre las razones totalitarias que hay tras la utilización discriminatoria de un idioma; otro día un diputado del PP puede llegar a escandalizarse por la violación de los derechos del niño a ser enseñado en la lengua materna cuando su partido ya es incapaz de modificar la situación en Cataluña; otro, se asombra a estas alturas de que no se pueda decir Lérida cuando se habla en castellano; otro, pone el grito en el cielo porque Batasuna persigue a un concejal del Partido Popular; muchos han comenzado ahora a reaccionar ante el desprecio a los símbolos españoles; otros, se asombran de que ETA tenga una presencia instituticional a través de franquicias como ANV, cuando los terroristas vienen siendo representados por Batasuna desde hace tantos años y, de este modo, cobrando de los presupuestos públicos; llama la atención que Laporta mezcle fútbol e independentismo cuando eso forma ya parte de una tradición... En resumen, podemos decir que la capacidad de los que se consideran españoles para encajar la larguísima batalla de los nacionalistas es muy superior a la capacidad de éstos para escandalizar y desestabilizar...
Por lo mismo es posible que cuando la inmensa mayoría llegue a tener conciencia de «la cuestión nacional» opte por darla por zanjada y como hizo Muñoz Molina en su día diga aquellos de que «se vayan de una vez por todas y nos dejen en paz».

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