miércoles, octubre 10, 2007

Burlas e indefension en la red

jueves 11 de octubre de 2007
Burlas e indefensión en la red
LA Agencia de Protección de Datos ha iniciado una investigación para depurar eventuales responsabilidades después de que se difundiese por internet, a través del portal Youtube, un vídeo en el que varios jóvenes se mofan de un vecino de Móstoles (Madrid) deficiente y esquizofrénico. Sólo cuando su padre ha denunciado ante un juez y ante la opinión pública que el vídeo permanecía colgado de la web, la familia del hombre humillado ha visto satisfecha su pretensión de que se retirara la grabación, lo que finalmente ocurrió ayer. Hasta ahora, de poco o nada habían servido sus insistentes esfuerzos para que los responsables del portal retiraran una grabación cuya difusión nunca fue autorizada. Google España, responsable de Youtube, argumentó que nada impedía la cancelación del vídeo -como ocurrió semanas atrás con otras grabaciones hirientes sobre la misma persona-, pero añadía que en el caso concreto de esta última emisión la familia no se había dirigido expresamente a ellos.
Este episodio ha acabado con la satisfacción del derecho de la familia a ver protegida la imagen de su hijo, pero revela dos hechos indiscutibles. Primero, que el mal ya está hecho y con efectos emocionales demoledores para las víctimas de esta grabación, por lo que su corrección difícilmente podrá paliar los daños ya causados. Y segundo, reabre el debate sobre los graves perjuicios que puede comportar una simplísima operación informática al alcance de cualquier desalmado que se proponga conculcar derechos como la intimidad, el honor, la imagen o la protección de datos.
Internet es una potentísima fuente de información y un instrumento universal e inmediato de difusión de contenidos. Incluso, la red está empezando a ser utilizada como un pionero sistema de colaboración ciudadana en la búsqueda y captura de peligrosos delincuentes. Sin embargo, también puede convertirse muy fácilmente -los sistemas de control son muy laxos- en un arma para la divulgación de contenidos abusivos basados en el escarnio y la burla hacia las personas. Incluso, para difundir sin mucha dificultad contenidos comprometedores para gente que es grabada sin saberlo o, directamente, para exhibir contenidos ilegales como los relacionados, por ejemplo, con la pederastia. Ahora bien, la exposición de las personas nunca debe constituir un argumento para su indefensión. Más aún si por su condición -menores, discapacitados, etcétera- merecen una especial protección. Desde esta perspectiva, tanto los responsables de los contenidos de las web, como las Fuerzas de Seguridad, la Fiscalía, los jueces, el Defensor del Pueblo o la propia Agencia de Protección de Datos han de extremar el celo para impedir la reiteración de este tipo conductas, tan injustas como nocivas. Y, en todo caso, están obligados a velar para que la persona vejada nunca llegue al punto de verse perdida en una maraña de lagunas legales o en una odisea de trámites administrativos antes de ver resuelta su justa demanda y sancionados a los culpables. Internet no debe ser un terreno abonado para que las personas vean vulnerados derechos básicos, ni tampoco la excusa para que la solución al conflicto y el amparo de tales derechos se produzcan tarde y mal.
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