miércoles, octubre 10, 2007

Andoni Unzalu, Y el comandante mandó a parar

'Y el comandante mandó a parar'
10.10.2007 -
NDONI UNZALU GARAIGORDOBIL

Hay veces que a uno le puede la rabia y la impotencia y piensa que a los vascos nos ha caído una maldición de la que no nos podemos evadir; que nos va a perseguir eternamente como una locura que no cesa. Últimamente los dioses antiguos están de nuestra parte y el azar se ha unido a la suerte para levantar fronteras que desvían la mano del asesino. Pero la muerte terrorista nos acecha, nos rodea cada vez más de cerca y cualquier día va a alcanzar su víctima. Hasta ayer al mediodía se oían lamentos varios, repitiendo una letanía incesante de los últimos años, acusando al estado democrático de iniciar un nuevo ciclo de violencia que ponen en práctica los terroristas. Y hay afirmaciones peregrinas que dicen que se ilegalizan ideas en nuestro país, ¿pero en qué idioma tenemos que explicar al señor Ibarretxe que uno puede ser pacíficamente independentista, que puede reivindicar vestirse de verde o volver a las costumbres del neolítico si respeta la legalidad democrática? ¿Cómo podemos hacerle entender que lo perseguible legalmente es el ejercicio o el apoyo a la violencia terrorista que busca imponer a los demás los objetivos políticos propios?Ese juez que tiene amarrada a la mano que firma los autos una veleta que con vientos variados le hacer firmar autos de todos los colores, ha ordenado el encarcelamiento de 17 mahikides de Batasuna. Y suena la algarabía. Afirman con ostentación y sin sonrojo que los 17 pertenecen al comité ejecutivo de una organización ilegalizada, y seguidamente condenan su detención. La verdad, los que defendemos sistemáticamente la legalidad lo tenemos mal. Entre los que menosprecian la legalidad, si no coincide con sus objetivos, y este juez que es 'voluble como pluma al viento' y del Derecho hace una interpretación variable como los estados de ánimo al levantarse, nos queda poco margen. ¿Cómo podemos defender la legalidad del encarcelamiento de personas que apoyan el terrorismo por un juez sin credibilidad, que en su propio auto se permite la osadía de decir cuándo hay que aplicar la ley y cuando no? ¿No habrá, acaso, otros jueces en la Audiencia Nacional que de forma más objetiva y razonable persigan estos delitos?Los demócratas vascos parecemos, a veces, meros espectadores de un partido de ping-pong con normas aleatorias entre los terroristas y este juez en busca de gloria, porque de justicia parece que no.Y, sin embargo, sólo nos queda reivindicar una vez más la aplicación del imperio de la ley. La aplicación sistemática y proporcionada en este país nuestro que muchas veces mira a la legalidad como intruso que molesta a nuestros planes.Y en medio de todo este ruido «Se acabó la diversión / llegó el Comandante / y mandó a parar». Ayer una bomba lapa ha querido terminar con la vida de una persona que arriesgaba la suya para defender a un amenazado, poniendo orden y autoridad en la discusión. Seguirán aún algunos buscando resquicios de justificación en los vericuetos de un 'conflicto' imaginado. Pero la verdad brutal se impone: lo único que hacen los terroristas es matar al que discrepa. Y de aquí a las elecciones de marzo tendremos más. Tendremos momentos en los que la rabia quiera devorar la razón. Me vienen a la memoria unos versos de Xenpelar dictados por la náusea y el cansancio: 'Gerra nahi duenari / berari tiro dale/ bala bat sartu buruan/ aspertuko da orduan'. 'Al que quiera la guerra / dispararle a él/ metedle una bala en la cabeza/ ya se cansará entonces'. Al terminar mentalmente el verso pienso que aún nos quedan momentos más duros, pero que serán la última traca de la sinrazón agónica. Que ya no estamos en las guerras carlistas y que es la defensa de la legalidad democrática lo único que nos abre una puerta a la esperanza.

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