viernes, marzo 16, 2007

Yolanda Salanueva, Si yo fuera atea

viernes 16 de marzo de 2007
Si yo fuera atea
Yolanda Salanova
S I yo fuera atea, me sentiría ofendida e indignada por el escarnio perpetrado por J. A. Moreno Montoya, a quien no volveré a mencionar porque me produce repulsión, tanto como su obra. Me sentiría ofendida, insultada en todos los creyentes cristianos, o no, pero respetuosos con la confesión religiosa de los demás, asqueada ante la alevosa perversidad con que un degenerado produce y difunde fotografías tan soeces que sólo mueven al desprecio de su ejecutor. Si yo fuera apóstata o pagana, también me sentiría herida en lo más profundo, avergonzada de ser congénere de individuos de tal ralea. Si fuera budista, musulmana, hinduista, animista o sintoísta, me sentiría igualmente afectada y humillada. Soy cristiana, creyente y lo declaro en una época en la que creer en algo, tener respeto por algo o por alguien está “pasado de moda”, y más si se trata de la religión, para la progresía idólatra del poder y el dinero, de la fama y la discutible gloria de ser conocido por una legión de anónimos, a costa de lo que sea: de la indignidad propia, de caer en lo más bajo, con tal de ser jaleado por quienes creen que la tolerancia y la libertad de expresión consiste en hacer lo que a uno le dé la gana, aunque eso suponga un agravio a millones de personas, una burla escandalosamente perversa hacia lo que para los creyentes cristianos es sagrado y para quienes no lo son, respetado. La ofensa deliberada del impresentable resulta tan zafia que aparte de lástima por necesitar tan bajos recursos para hacerse publicidad, produce tal desprecio que no merecería la mínima atención, pero resulta ineludible manifestar la más enérgica repulsa ante el intento de ultraje y menosprecio a las gentes decentes y a su credo, al margen del insulto provocador y obsceno. Si repudiable resulta la burla del tal fotógrafo, no encuentro justificación para la Junta de Extremadura, que ha subvencionado la publicación –ahora dice que ‘sólo’ el catálogo– con dinero público, es decir, con el dinero de los agraviados. Pero como en “estepaís” llamado España por el momento, nadie dimite, es necesario exigirlo. Los irresponsables de la junta extremeña deben dimitir, cosa que dudo, o ser cesados por quien corresponda. No vale con pedir disculpas, como arguye R. Ibarra. En cuanto al fotógrafo, no es un artista porque lo que ha hecho no es arte, es humo, está vacío. Ni sus fotos son artísticas ni innovadoras, sólo ofensivas, burdas y mediocres. Es más, a pesar de su intención perversa, no consigue su propósito: ofende quien puede, no quien quiere.

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