lunes, marzo 05, 2007

Rajoy llama a manifestarse

Rajoy llama a manifestarse
Antonio Martín Beaumont

6 de marzo de 2007. En una democracia lo normal es que las grandes cuestiones pasen por el Parlamento, se expliquen, se debatan y se diriman entre los representantes de la soberanía. El pueblo, soberano, está por definición encarnado de manera natural en las Cortes. Apelar directamente a los ciudadanos es algo excepcional, que no puede convertirse en práctica política habitual salvo que se discuta la legitimidad de nuestra forma de Gobierno. Así lo piensa Mariano Rajoy, que en tres años de legislatura ha apostado con fuerza por ser Oposición y ejercer de Alternativa a José Luis Rodríguez Zapatero en el Congreso. Cierto es que el PP ha apoyado grandes movilizaciones en las calles contra algunas políticas radicales del Gobierno socialista, pero nunca hasta ahora había querido ser el protagonista de la protesta. Rajoy, como buen demócrata, respeta en lo que valen los procesos en democracia y ha preferido en muchas ocasiones ser injustamente acusado de tibio a anteponer los resultados a las formas. Todo ha cambiado con la liberación del etarra Ignacio De Juana. Todo. Es un momento excepcional. Zapatero ha abandonado la nebulosa indefinida de su "proceso de paz" y ha dado un paso que dependía sólo de él en la dirección requerida por ETA. Demasiado claro. Un asesino ha salido de la cárcel sin cumplir íntegramente su pena después de que el Gobierno haya cedido al chantaje terrorista. Y la noticia, naturalmente, ha indignado al país. Rajoy, porque es alternativa, va a salir a la calle en Madrid el próximo sábado a protestar y a proponer. Protesta, porque Zapatero ha traicionado a los casi mil españoles muertos que no se doblegaron ante la barbarie de ETA. Y propone, porque los populares no convocan a manifestarse sólo para que los ciudadanos desahoguen su rabia, sino también para que quede claro quién está en cada lado, quién con De Juana y quién con las víctimas y la gente normal.

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