sábado, marzo 03, 2007

Quiñonero, ZpM, Ségol_ne, ETA y Boabdil

domingo 4 de marzo de 2007
ZP, Ségol_ne, ETA y Boabdil

Por Juan Pedro Quiñonero
LA gestión política dictada por Rodríguez Zapatero a Rubalcaba suscita reservas por todas partes, e inspira a Ségol_ne Royal una política diametralmente opuesta.
El New York Times se limita a tomar buena nota informativa: los «gestos» hacia ETA suscitan un largo rosario de manifestaciones de protesta, que pudieran agriarse peligrosamente. En París, Courrier International titula: «Zapatero, dispuesto a todo para salvar su proceso». Y resume la situación española con un artículo de Ángel Collado en ABC: «Ante el pánico permanente huida hacia delante la cesión convertida en norma de gobierno».
En Francia, el «modelo autonómico» de Zapatero inspira opiniones que van del palmetazo parlamentario a la defensa de posturas frontalmente opuestas. En Burdeos, Le Journal du Pays Basque (LJduPB) publica una extensa crónica de una visita electoral de la candidata socialista, Ségol_ne Royal, que comenzó a ser tratada cariñosamente de «Zapatera», antes de convertirse en «Robespierrette» (Robespierrita), alusión al patriarca del terror revolucionario, centralista y jacobino. En el «País Vasco-francés», la izquierda abertzale esperaba de Ségol_ne algún apoyo a la «descentralización» y la «autonomía regional». Según LJduPB, Ségol_ne ha defendido exactamente lo contrario.
LJduPB resume el mensaje de Ségol_ne hacia el «País Vasco-francés» con esta frase y titular: «¡Viva la República! ¡Viva Francia...!». Ante los temas autonómicos y regionales, la posición de Ségol_ne es muy simple: NO a ningún departamento vasco, NO a ninguna autonomía suplementaria.
Sobre el «modelo territorial» español, el Economist londinense publica una crónica titulada: «Madrid pierde poder; incluso si España todavía no es una federación». Y escribe: «Las disputas sobre el centralismo han endemoniado la política española desde el último suspiro de Boabdil. A unos les preocupa la creación de costosas e inútiles burocracias. Otros temen que las autonomías conduzcan a la separación, inexorablemente. Por ahora, los votantes no parecen preocuparse de todo eso».
Juan Pedro Quiñonero

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