jueves, marzo 08, 2007

Quintano, Republica Dominicana

jueves 8 de marzo de 2007
República Dominicana
POR IGNACIO RUIZ QUINTANO
Memoria, dignidad y justicia es todo cuanto vienen pidiendo las víctimas del terrorismo, motejadas de fachas por los progres, para quienes constituyen una molestia social, pues, ciertamente, no es agradable estar soltando un discurso de café Gijón sobre la lucha de clases y que, de repente, cruce por delante una víctima del terrorismo reclamando memoria, dignidad y justicia. En todo caso, como la justicia ha empezado a cojear, las víctimas del terrorismo se agarran a la memoria y la dignidad. La justicia parece un torneo mediático de sacamuelas en el cual a ninguno se le cae de la boca la muletilla «Estado de Derecho», y eso, en España, donde para saber de qué se carece basta con saber de qué se presume, significa que, de Derecho y de Estado estamos todos ayunos de lo que es y ahítos de lo que lo parece. Quedan, pues, la memoria y la dignidad. Por la memoria y la dignidad anda estos días la gente depositando recuerdos, que representan la memoria, y flores, que representan la dignidad, en la plaza de la República Dominicana, donde hace veinte años fueron asesinados doce guardias civiles. ¿Sería para ellos un consuelo saber que fueron reventados por un «hombre de paz»? Tan «hombre de paz» que sus amenazas, aunque «estremecedoras», en modo alguno pueden ser consideradas «terroristas», pues no todo es decir que se es terrorista; hay que tener recibo al corriente de pago. Por si acaso, y como para quedarse más tranquila, la gente ha preferido pasarse por la plaza de la República Dominicana con sus recuerdos y con sus flores. Miren ustedes por dónde, ahí tiene el Ayuntamiento una buena ocasión para reparar, si no la justicia, la memoria y la dignidad de doce muertos. «Y pensar que, después que yo me muera, / aún surgirán mañanas luminosas; / que, bajo un cielo azul, la primavera, / indiferente a mi mansión postrera, / florecerá en la seda de las rosas...» ¿Por qué no en una placa con los nombres de los muertos? Y que no se mire al presupuesto, que bien a mano está una suscripción popular. Como cuando las víctimas de Mateo Morral, con cuyo nombre, por cierto, la República acabaría bautizando a la Calle Mayor.

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