lunes, marzo 05, 2007

Pello Salaburu, Good Morning

martes 6 de marzo de 2007
Good Morning
PELLO SALABURU

Una información periodística aparecida hace pocos días llevaba el siguiente titular: 'La UPV favorece a los profesores en euskera de cara a obtener los complementos salariales'. Información a la que acompañaba un comentario titulado 'Coeficiente lingüístico'. Creo que tanto la información como algunas afirmaciones valorativas que se deslizan en el texto no responden exactamente a la realidad.Pertenezco a la Comisión de Expertos de UNIQUAL, Agencia de Evaluación de la Calidad y Acreditación del Sistema Universitario Vasco. No sé si tengo méritos suficientes para integrar esta comisión, aunque sí considero que son al menos equiparables a los de quienes critican las decisiones tomadas por la agencia. Según una de ellas, en adelante, a la hora de cobrar complementos de productividad en la UPV-EHU, siempre que la actividad desarrollada en el ámbito universitario supere la mitad de la jornada, se puntuará con un 20% más que las de quienes desarrollan su actividad sólo en castellano.Ésta puede ser una propuesta discutible: ¿Por qué no primar la actividad en euskera con un 50% más, o con un 20% menos (al fin y al cabo estamos hablando de un idioma de segunda, no internacional y seguramente incluso no apropiado para la actividad universitaria, que requiere de idiomas más capaces y floridos)? Sin embargo, esta segunda posibilidad, la de primar menos, no era posible, aun cuando en opinión de comentaristas tan pegados a esa tradición internacional que empieza en Portugalete y termina en las Siete Calles, o quizás en Hondarribia, hubiese razones muy sólidas para ello. No es posible, porque el Decreto de Complementos elaborado por el Departamento de Educación (no por la agencia ni por la Comisión de Expertos), y publicado en el BOPV, indica al menos en cinco ocasiones que en la UPV-EHU se debe primar de forma especial la actividad desarrollada en esta lengua. Por tanto, la responsabilidad de la Comisión empieza en ese punto, en determinar el porcentaje o el modo de primarlo, pero no en el hecho mismo de puntuar de forma especial la actividad en euskera. Algo de esto, me refiero a temas de apoyo a la lengua vasca, etcétera, debe de decir también, si no me equivoco, la legislación básica que de forma democrática hemos elaborado entre todos y que con tanta fiereza se suele defender para otros temas. En este punto, como digo, la información periodística a la que me refiero es confusa, porque apunta responsabilidades donde no debe.La UPV-EHU ha realizado un esfuerzo especial, en ocasiones un esfuerzo duro, para encontrar profesorado capaz de dar respuesta a la enorme demanda que el euskera ha tenido en la educación superior. Lo que se podía ofrecer ha ido siempre por detrás de lo que realmente la sociedad, a través de los alumnos matriculados, ha ido exigiendo. En estos momentos, por ejemplo, más de la mitad de los alumnos que solicitan entrada en esta Universidad realiza su examen de Selectividad en lengua vasca. Siempre que hay coyunturas tan marcadas se suelen originar consecuencias inesperadas. Pero el que eso sea así no autoriza a nadie a que funcione a base de tópicos nunca probados. Se podría traer a colación aquí lo sucedido en el sistema universitario de EE UU (el mejor del mundo) en la década de los 70, pero no lo hago por no minusvalorar los conocimientos de tantos expertos que miran al mundo con mente más abierta que los pobres vasquitos. Lo cierto es que la mayoría de los profesores que imparten docencia en euskera en la UPV-EHU lo hacen en condiciones distintas, en muchos aspectos, a las de los compañeros que imparten docencia sólo en castellano. Estamos hablando de un colectivo formado por profesores en general más jóvenes, que tienen, en muchas ocasiones, grupos mayores de alumnos que los de castellano y que deben impartir varias materias. Es difícil generalizar en estas cosas, pero el profesorado que enseña en lengua vasca se encuentra, además, con otra dificultad añadida: la falta de materiales adecuados en muchas materias. Todas estas razones obligan a un esfuerzo personal adicional. Está bien que la ley prime ese esfuerzo e incentive a quien quiera integrarse en este proceso, siempre que pensemos que los vasco-hablantes tenemos algunos derechos que van un poco más allá que escuchar a Benito Lertxundi en nuestra sala de estar.Quien realiza investigación sabe que no hay lenguas para realizar investigación. Me pregunto qué lengua utiliza alguien que practica un cultivo en un laboratorio, analiza las propiedades de determinadas superficies o se interesa por la fonética de un idioma... cuando está investigando. Por supuesto, otra cosa distinta -ya que nos ponemos puntillosos- es que existan lenguas francas de comunicación en la ciencia. En este sentido es el inglés la lengua dominante. Pero, esté presente el euskera o no, lo cierto es que el inglés es todavía muy marginal en la Universidad. De eso no tienen culpa los profesores de euskera, entre quienes hay, a propósito, muchos que hablan este idioma también (lo de 'también' es pertinente en esta ocasión).Decir que el euskera es la lengua que peor «hablamos» de «nuestras» dos lenguas oficiales es mucho decir. En cualquier caso, esos matices los tendrán que hacer quienes, en efecto, las hablan y las tienen por suyas. Lo demás es una temeridad, y una afirmación bastante más peligrosa que una falta sintáctica. Como tampoco se ajusta a la verdad decir que convocar plazas con perfil bilingüe es un obstáculo para la excelencia. Lo cierto es que en esta ocasión un indicador clave e imprescindible de la excelencia (no el único, por supuesto) será el conocimiento de la lengua, si la razón de ser de la convocatoria es precisamente cubrir la necesidad de profesorado bilingüe. Porque si se quita esa razón, es más que probable que en muchos casos no sea necesario contratar a nadie, por mucho castellano que sepa y por muy abultado que sea su currículum (el mundo está lleno de grandes académicos, que hablan perfectamente español pero que no enseñan en el País Vasco).La Comisión de Expertos propuso, y la agencia lo aceptó, que se primase con un 20% más la docencia en euskera. La propuesta fue realizada de forma unánime por expertos entre los que hay personas que no son de aquí y han demostrado su categoría intelectual, a nivel internacional, desde hace muchos años. La formulación inicial se debe precisamente a uno de ellos. El resto, incluyendo a académicos que tienen enorme experiencia en agencias de evaluación en toda Europa, la encontró natural y no se suscitó ninguna discusión. Es una pena que nuestro internacionalismo (no sé si todavía proletario) no sea capaz de ver lo que otros internacionalistas (con seguridad no proletarios, pero con gran experiencia científica y académica) ven de forma tan sencilla. ¿El título de este artículo? Quiere decir varias cosas, pero su equivalente castellano más habitual suele ser 'buenos días'. La equivalencia en euskera es más ajustada, porque es también en singular, como el inglés: 'Egun on'. Pues eso: egun on a todos. Y a todas.

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