sábado, marzo 17, 2007

Mila Beldarrain, Molinos de viento

sabado 17 de marzo de 2007
Molinos de viento
MILA BELDARRAIN

Me voy a poner estupenda. La sociedad vive, vivimos, inmersos en un terrible barullo, navegando en una noria loca que nos aturde, que no nos deja pensar, sentir, de forma cabal. Esta nueva versión del 'pan y circo' romano está tan bien montada que se nos escapa la vida callandito, mientras corremos perdiendo el culo detrás de las más embusteras banalidades, creyendo ingenuamente que estamos haciendo algo importante, seguros de que así alcanzaremos la felicidad. Somos pobres don quijotes sin ideales, trabajando de sol a sol para cumplir el sueño de nuestra vida. Pero esos sueños, que perseguimos con la lengua fuera, son molinos de viento, tan precarios, tan pobretones, tan feos (ni siquiera tienen alas blancas como los de Cervantes), que están sólo disfrazados de cosas de ésas que se rompen, que se marchitan, que no llenan nuestro vacío. Porque hablamos de sexo para hablar de amor, de un coche nuevo para hablar de autoestima, de un viaje turístico, en el que nunca seremos auténticos viajeros, para hablar de encontrar la paz. Y con semejante trajín dejamos en la cuneta lo que de verdad importa, el amor, la comunicación con los demás, el trabajo bien hecho que te pone contento, la familia, la alegría de estar simplemente vivos, qué sé yo, todo eso tan caro, que no se puede pagar con dinero. Que el personal no es feliz se puede comprobar fácilmente, no hay más que fijarse en la cara de mala leche que gastamos todos, por ejemplo, en el metro, en el autobús, esperando formando tropa malencarada que el semáforo se ponga verde. Pues eso, que me he puesto estupenda. Es que he visto hace poco la película 'El gran silencio', y luego pasa lo que pasa.

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