miércoles, marzo 14, 2007

Luis Pousa, Una norma con recorrido

miercoles 14 de marzo de 2007
LUIS POUSA
CELTAS SIN FILTRO
Una norma con recorrido
Es de libro que a las personas físicas y las personas jurídicas dueñas de terrenos afectados por el proyecto de lei de medidas urxentes de ordenación do territorio e do litoral maldita la gracia que les hace la norma que pretende sacar adelante la Consellería de Política Territorial, con el apoyo de socialistas y nacionalistas, pero sin renunciar de antemano a convencer a los populares de que se avengan a negociar el texto en comisión, y consensuarlo. Muy difícil conseguir este apoyo, dadas las circunstancias políticas y electorales que concurren en estos momentos, pero tienen que intentarlo.
Tampoco las personas despreocupadas por la degradación de la naturaleza y los efectos muy negativos que ello tiene sobre la calidad de vida en las áreas afectadas, mostrarán alegría alguna por una regulación más estricta y ambiciosa de los bordes costeros. No hay que ser muy descriptivamente gráficos para sobreentender los gruesos descalificativos con los que los sujetos de este perfil descalifican el medioambiente, el paisaje y los movimientos ecológicos.
Por supuesto, no será la enemiga política (y económica) la que doctrinalmente mueva un dedo a favor de una ley que entra en combate abierto con una concepción ideológicamente neoliberal del suelo, que descree del planeamiento urbanístico y asienta sobre la conciencia del hombre el uso que este quiera darle al espacio de su propiedad, independientemente de dónde esté geográficamente ubicado; y que intelectualmente duda del cambio climático o, en todo caso, contempla las estimaciones a medio y largo plazo con cara de aparente incredulidad, al tiempo que exclama una frase corta, rotunda y lapidaria: "¡Cuan largo me los fiais!".
La institución que, nunca mejor dicho, por encontrarse en primera línea de playa para los administrados, es receptora de todas cuantas presiones se produzcan, en contra y a favor, es el ayuntamiento. Lo que explica que la postura de la Fegamp sobre la ley del litoral no sea incondicionalmente a favor ni radicalmente en contra. Se mueva en una calculada y medida ambigüedad, fruto del equilibrio que requiere una posición institucional que conjuga tres sensiblidades -populares, socialistas y nacionalistas- con intereses electorales rivalizantes.
De lo cual se desprende que las alegaciones formuladas por la Fegamp son políticamente entendibles, sin por ello dejar de apreciar el esfuerzo de sus actores por dotarlas de racionalidad municipalista y también, por qué no decirlo, de legitimidad democrática.
Sin minusvalorar las muchas complicaciones que presenta la nueva regulación del espacio litoral, hay recorrido más que suficiente para que ésta pueda obtener, además del apoyo parlamentario necesario, la complicidad de una opinión pública consciente de la importancia de la norma, y de lo que esta representa como respuesta adecuada a un gradiente de cambio de actitud de los gobernantes y de presión social orientados hacia una relación menos agresiva y más respetuosas con nuestro entorno ambiental.
En consonancia con ello, nada más procedente que esta ley de medidas urgentes sea el paso irreversible para que el futuro ordenamiento del litoral asuma el cambio climático como una de sus variables, y, en consecuencia, se tenga muy en cuenta a la hora de utilizar su espacio como soporte físico.

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