miércoles, marzo 07, 2007

Los riesgos de remover el pasado

miercoles 7 de marzo de 2007
Los riesgos de remover el pasado
INCAPAZ de encontrar argumentos convincentes para justificar los beneficios penitenciarios a De Juana Chaos, el PSOE sigue empeñado en practicar la oposición retrospectiva. Se trata de una actitud insólita en una democracia madura. Rodríguez Zapatero y los suyos temen sin duda la reacción de una opinión pública indignada, pero la estrategia de mirar hacia el pasado es fiel reflejo de su desconcierto. Ahora anuncian un documento que realiza una lectura sesgada de la política penitenciaria en la etapa de Aznar y buscan implicar a los ministros de Interior del PP (incluido el propio Mariano Rajoy) en precedentes imaginarios para justificar lo injustificable. Por muchas argucias que emplee José Blanco y por muchos datos que intente utilizar Pérez Rubalcaba ante la comisión correspondiente del Congreso, lo único cierto en términos objetivos es que no hay ni un solo precedente de cesión del Estado ante el chantaje de ETA. En rigor, el único caso comparable en sus propios términos con la situación actual se resolvió con una actitud de firmeza del Gobierno presidido entonces por Felipe González, que no cedió ante la huelga de hambre del miembro del Grapo José Manuel Sevillano, fallecido en prisión. La lectura de las opiniones formuladas entonces en algunos medios resulta muy ilustrativa. Llama también la atención el cambio de criterio de Felipe González, que ahora intenta echar una mano a Zapatero en contra de su propia y acertada decisión cuando ejercía la máxima responsabilidad gubernamental. No es cierto -como señaló hace unos días el ex presidente en relación con la puesta en libertad de De Juana Chaos- que él habría hecho lo mismo, porque cuando tuvo oportunidad de hacerlo, en un caso similar, sencillamente no lo hizo.
El Ejecutivo no sabe cómo explicar a los ciudadanos un acuerdo que no sólo es contrario a los principios más elementales de la ética pública y del Estado de Derecho, sino que también vulnera la letra y el espíritu de las normas que regulan los beneficios penitenciarios. Afirmar que los gobiernos del PP fueron débiles contra el terrorismo etarra es una falacia de tales dimensiones que no se la van a creer ni siquiera los más convencidos. Procura ahora Zapatero pasar al contraataque, pero es incapaz de ofrecer razones y los ciudadanos no se van a dejar engañar mientras De Juana Chaos se recupera sin problemas en el hospital. El Gobierno ha roto de forma consciente y deliberada todos los puentes de entendimiento con la oposición y ha cambiado una política antiterrorista basada en criterios de Estado por un enfoque del problema en términos de táctica de partido. Se empeña ahora, con la mirada puesta de nuevo en el pasado, en una falaz campaña de acoso contra el PP. Error de bulto, porque en materia antiterrorista, el PSOE, por su propio interés, haría bien en no remover el pasado.

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