jueves, marzo 08, 2007

Ladron de Guevara, Tacticas nacionalistas

viernes 9 de marzo de 2007
Tácticas nacionalistas
Ernesto Ladrón de Guevara
H E escrito en diversas ocasiones la estrategia del PNV para la formación de la cosmovisión que lleve a la masa vasca hacia la independencia. La ideó Eleizalde en 1910, sobre tres fases: la primera la de las escuelas y otros instrumentos de adoctrinamiento para la formación de la conciencia nacionalista, la segunda, persistiendo la anterior, la de los foros políticos, instituciones y órganos de poder y la tercera, junto a las dos primeras, la del “control total y pleno dominio”. Se ha escrito mucho sobre el giro de Sabino Arana en la última etapa de su existencia, cuando propugnaba la creación de un partido vasco-españolista. Muchos han creído que fue un arrepentimiento respecto a las posiciones fundacionales del nacionalismo. Otros han pensado que lo hizo para conseguir la clemencia de quienes le llevaron a prisión por haber felicitado a la embajada estadounidense por la Guerra de Cuba y el aplastamiento de la flota española en el Caribe. Pues ni una cosa ni otra. Veamos: Arriandiaga escribía en 1903 a Engracio de Aranzadi, ambos nacionalistas genuinos, en estos términos: “[...] deseando que el regionalismo prospere en nuestro País y cunda por España, estableciéndose pleitos y contiendas entre las diversas regiones o aislándose unas de otras de modo tal que no los importe la totalidad de España. ¿Y quiénes son los más interesados en que así suceda sino nosotros mismos? Por consiguiente, a la manera que hasta aquí hemos propagado el Nacionalismo vasco sin conseguir la suficiente unión, propaguemos ahora el regionalismo vasco-españolista para que sean engendrados de diez, veinte o más regionalismos españoles y para que forme entre nosotros la deseada unión vasca que, fácilmente, por miras egoístas, habría de ser convertida en separatismo vasco. ¡Hagamos, pues, españolistas con toda nuestra alma si hemos de ver triunfante al Nacionalismo vasco¡ Empecemos, nosotros, a ser regionalistas, y al ver nuestro hermoso Programa (porque, de que será hermoso no hay duda) ha de cundir, también entre ellos, el mismo espíritu, y de ese modo ha de conseguirse la debilitación del conjunto hispano y se nos ofrecerán coyunturas para ir intensificando más y más nuestro regionalismo hasta llegar a renegar de toda unión con las DEMÁS (no se ría V.) regiones españolas; y el poder que hoy nos opone y que hace imposible nuestra independencia, se vendría por los suelos.” ¿Verdad que están en vías de conseguir el efecto pretendido hace más de cien años? Así es. El Partido Nacionalista Vasco es el partido, con más años de trayectoria, que ha mantenido su programa íntegro y su estrategia, siendo el único que está consiguiendo avances reales en la conquista de sus objetivos. Si no, no hay más que ver el proceso de descomposición de España, el control férreo del poder político y la obtención gradual de su ideal de máximos, impregnando de esos vicios a partidos que nada tuvieron que ver con los nacionalismos. En la Transición política se cedió al nacionalismo tanto en el Título octavo de nuestra Constitución como en la Adicional Primera y en la Derrogatoria segunda -que nos devuelve a la situación anterior al estatuto constitucional-. Los nacionalistas no sólo no han hecho ninguna concesión o valorado esas condescendencias sino que han seguido tensionando la política simulando agravios, victimización y transgresiones de derechos inexistentes desde una visión objetiva de la realidad histórica. Quienes han llevado a España al redil de los nacionalismos periféricos y etnicistas han sido los nacionalistas vascos y sus apéndices de todo tipo, siguiendo fielmente la pauta de Sabino Arana. El resto hemos sido el rebaño obnubilado por el señuelo de un beneficio para los ciudadanos que sólo existe en los bolsillos de quienes regentan los feudos donde se reparten las prebendas, sin darnos cuenta de que los impuestos y las hipotecas se llevan el producto de nuestro trabajo cotidiano.

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