viernes, marzo 16, 2007

Ladron de Guevara, Alava como Navarra

viernes 16 de marzo de 2007
Álava como Navarra
Ernesto Ladrón de Guevara
H UBO una vez un partido que en sus campañas electorales esgrimía el eslogan “Álava como Navarra”. Éramos muchos los alaveses que envidiábamos el estatus de Navarra, su autonomía foral afianzada por la razón histórica y la tradición, su autonomía financiera y fiscal, su capacidad de gestionar sus intereses sin interferencias de órganos confiscatorios y centralizadores, su libertad en suma. Pero sobre todo envidiábamos que los navarros no estuvieran impregnados de esa mancha que se extiende como el aceite que se llama nacionalismo secesionista, y que los navarros se autoafirmaran en su idiosincrasia sin perjuicio de su españolidad sin complejos. Había libertad, pese a las hazañas bélicas de la mafia que pretendía liberar a los vascos oprimiéndoles hasta la asfixia. Hoy casi ya no nos sirve el eslogan y pronto, si no lo remediamos, habrá que remodelar el lema: “Álava y Navarra como la Rioja”. A los alaveses nos ha ido pésimamente en el invento nacionalista de Euskadi. Hemos perdido capacidad de autogobierno (la única comunidad que ha perdido competencias y capacidad de autorregulación). Nos han expoliado nuestros recursos pese a ser sus habitantes los que más esfuerzo fiscal hacen y mejor cumplen sus obligaciones con Hacienda. Esos dineros (tres de cada cuatro euros recaudados) no revierten en obras, inversiones y servicios a Alava. La sanidad se ha deteriorado en comparación relativa a hace 25 años, a pasos agigantados, y hemos pasado de tener la mejor infraestructura hospitalaria de España a estar en el montón. Nos han impuesto una lengua que no hablaba más del cuatro por ciento de la población a finales de los años setenta, y no precisamente por la repetitiva, cansina y demagógica represión que los intoxicadores de lo políticamente correcto repiten. Ello ha tenido un efecto letal en el principio de igualdad de acceso de los ciudadanos alaveses al empleo público y a su felicidad, complicándoles hasta el infinito su existencia. Pero lo peor de todo: hemos sufrido un recorte de nuestra carta de ciudadanía, de nuestra libertad y de nuestros derechos constitucionales, y no solamente por la existencia de ETA. Parece ser que los socialistas navarros van a contribuir al mayor escarnio conocido a la foralidad y a las tradiciones navarras de la historia conocida. Previsiblemente usen a los navarros como moneda de cambio para esa negociación vergonzosa que, a todas luces, parece estarse realizando con la banda de ETA. Sin duda, si los navarros dejan a los socialistas en situación de gobernar con los nacionalistas, que han metido trabajosamente un caballo de Troya en el viejo reino español de Navarra, España estará en peligro. Peligrará su unidad y su cohesión hasta un punto sin precedentes. Eso sí: se contribuirá a la formación de la Gran Serbia vascongada, la llamada Euskal Herria. Tenemos que ir a la manifestación en Pamplona este fin de semana para que sepan que no estamos dispuestos a esa felonía.

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