lunes, marzo 05, 2007

La respuesta

martes 6 de marzo de 2007
La respuesta
MARIANO Rajoy anunció ayer personalmente que la manifestación convocada por el PP contra la excarcelación de De Juana Chaos se celebrará el próximo sábado. Es la primera vez en esta legislatura que los populares toman la iniciativa para salir a la calle y denunciar la política del Gobierno sobre ETA. Por tanto, y al margen de las razones para la convocatoria, es evidente que Mariano Rajoy ha dado un paso al frente en el momento más crítico del mandato de Zapatero, asumiendo que es suya y de su partido la responsabilidad de traducir políticamente un descontento ciudadano creciente por el deterioro del Estado en la lucha contra ETA, un descontento fundado ante las evidencias de que De Juana no se merece en absoluto el trato que ha recibido. La información que ayer publicó ABC sobre la vulneración de una instrucción de Instituciones Penitenciarias puso de manifiesto el carácter arbitrario de la excarcelación del etarra. Y la que publicamos hoy, más desoladora si cabe, deja al descubierto, de puño y letra y en negro sobre blanco, la miseria moral del personaje que ha doblado el pulso al Estado de Derecho, incomprensiblemente rendido a quien llega a tildar el asesinato de un concejal de «jubilación forzosa».
Por eso, Rajoy acierta al ponerse al frente de un movimiento de opinión general en la sociedad, que ya no está dispuesta a seguir confiando a ciegas en la palabra del presidente del Gobierno, ni en sus profecías sobre el fin de un terrorismo, que ayer mismo se cobró su tercera víctima mortal en la persona de un anciano que tuvo que ser hospitalizado hace dos meses como consecuencia de un ataque de «kale borroka» a su domicilio. Tres muertos ya en el balance de ETA desde que anunciara su peculiar «alto el fuego» de 22 de marzo de 2006. La convocatoria de la manifestación está plenamente justificada: un régimen democrático se sustenta en el control al poder por los ciudadanos y en la libertad para expresarse sobre el gobierno del país. Las urnas son una más de las expresiones democráticas. Este es un momento histórico para que la sociedad española tome conciencia de la gravedad de la situación y cargue con la responsabilidad de impulsar un cambio político, cada día más necesario y apremiante. Por su parte, el PP tiene ante sí un tiempo de decisiones estratégicas que pueden marcar el futuro de España a largo plazo, porque las consecuencias de estos tres años de mandato socialista han conmovido hasta los cimientos del orden constitucional y el Estado de Derecho. Por todo esto, la manifestación del próximo sábado representa un hito de la legislatura y debe ser asumida por el PP con la trascendencia de lo que es capaz de cambiar el curso de los acontecimientos. Es muy importante, para que realmente la convocatoria atraiga a los ciudadanos al margen de su ideología, que la manifestación discurra pacíficamente, sin brotes extremistas, sin simbologías desfasadas, sin excesos verbales.
El PP ya sabe a qué se enfrenta. El PSOE ha puesto en marcha la maquinaria de la propaganda, en la que la verdad está descartada de antemano. Los socialistas avisan de que habrá otro vídeo sobre Aznar -esta vez dedicado a la tregua de 1998- y ayer se repartieron, como manual de adoctrinamiento, un informe sobre la reagrupación de presos etarras durante el secuestro de Ortega Lara. ¿Sigue empeñado el PSOE en convencer a los españoles de que Aznar era un blando que negociaba con terroristas? ¿No era la intransigencia de Aznar la causa de nuestros males y una excusa para ETA y los nacionalistas? Es digno de subrayar que el ministro del Interior vaya a comparecer en el Congreso para dar cuenta de la política penitenciaria de los gobiernos del PP. Habrá que ver qué tiene que decir de decisiones que él no tomó y cómo justifica que excarcelar arbitrariamente a un etarra como De Juana Chaos antes de que cumpla su condena sea equiparable a mover a presos de cárcel, sin sacarlos a la calle. La inclinación del PSOE por la manipulación es síntoma de una profunda preocupación por el cariz que está tomando la reacción social. La disciplina de partido acalla las críticas, pero los socialistas transmiten vértigo por el aventurerismo de Zapatero. Además, se exponen a recibir réplicas que actualicen el pasado de los Gobiernos socialistas y las «políticas» que aplicaron para acabar con ETA. Sobre todo, empiezan a ser conscientes de que se están confirmando los peores pronósticos acerca de la actitud de Zapatero frente a ETA. Y de que los ciudadanos ya saben que éste es un proceso de negociación que sigue adelante no a pesar de los muertos del 30-D, sino gracias a ellos.

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