miércoles, marzo 07, 2007

Julian Barrio, En el dia de la mujer

jueves 8 de marzo de 2007
JULIÁN BARRIO, ARZOBISPO DE SANTIAGO
conmemoración ··tribuna libre
En el día de la mujer
Debate entre Villarino, Porro y Fernández Dávila en Vigo
Debate sobre la situación de la mujer, hoy en Correo TV
El BNG pretende que se cambien valores sexistas
Feijóo propone una política de igualdad "real y no sólo estética"
Maruja Torres habla sobre la situación en el Líbano
Proliferan las iniciativas para conseguir una igualdad real entre sexos
Seara dice que sólo el 20% de los puestos directivos son femeninos
No deberíamos apartar de nuestra mirada lo que por fin todos empezamos a ver en la consideración de la dignidad de la persona humana y, concretamente, de la mujer. A ella hago referencia de manera especial al dedicársele esta jornada en el sentir de la sociedad, tal vez porque no siempre la mujer es reconocida, respetada y valorada en su peculiar dignidad, todavía hoy. Bien está recordar lo que ya sabemos y aprender lo que deberíamos saber, no dejándonos arrastrar por el proceso de despersonalización al que nos vemos abocados. Más que de reflexión esta jornada considero que debe ser un homenaje y una manifestación de agradecimiento a la aportación inmensa, frecuentemente silenciada, de la mujer en todos los ámbitos de la existencia humana: en la familia, en la Iglesia, en la tarea educativa, en la educación para la paz, en la promoción de la cultura de la vida, en el mundo sanitario. Es una larga historia de dedicación y generosidad, escrita sólo en parte, en la que se percibe claramente que tanto la sociedad como la Iglesia necesitan del "genio propio" de la mujer cuya vocación a la maternidad le hace ser mas sensible en algunos casos a las necesidades y más intuitiva a la hora de darles la solución adecuada.
Somos herederos de una historia en la que no siempre la dignidad de la mujer ha sido tenida en cuenta. Una respuesta a esa situación no lograría el objetivo propuesto devaluando lo específicamente femenino. La igualdad de la mujer con el hombre no debe ignorar la realidad de que el hombre y la mujer son diferentes. No necesita la mujer para afirmar su propia identidad asumir la condición del hombre. Esto no significa que no pueda conseguir los mismos logros que el hombre en el ámbito profesional sin que esto suponga erradicar la vocación a la maternidad. En la obra de Simóne de Beauvoir se trasluce que la mujer es realmente un hombre con el inconveniente de que su cuerpo está expuesto a la posible reproducción. De alguna manera se minusvalora la maternidad.
Tampoco la mujer necesita asumir la cultura de la exclusión como si la afirmación de uno mismo conllevara la exclusión del otro ya se trate del hombre o del hijo que pudiera tener. Es necesario defender una cultura que no sea excluyente, en la que tenga un lugar prioritario la familia, la maternidad y la paternidad, la vida, el cuidado de los que más puedan necesitarlo. Así conseguiremos una sociedad que se fundamente sobre el carácter sagrado e insustituible de cada individuo humano, sean cuales sean sus circunstancias personales.
No quiero terminar con la reivindicación sino con la actitud de agradecimiento que en este día es la propia, haciéndome eco de las palabras de Juan Pablo II: "La Iglesia da gracias por todas las mujeres y por cada una... La Iglesia expresa su agradecimiento por todas las manifestaciones del genio femenino aparecidas a lo largo de la historia, en medio de los pueblos y de las naciones; da gracias por todos los carismas que el Espíritu Santo otorga a las mujeres en la historia del Pueblo de Dios, por todas las victorias que debe a su fe, esperanza y caridad; manifiesta su gratitud por todos los frutos de santidad femenina".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Don Julián Barrio.....¡Vuelva a Castilla!