jueves, marzo 08, 2007

Jose Grau, Sol y naranjas para Hungria

jueves 8 de marzo de 2007
Sol y naranjas para Hungría
POR JOSÉ GRAU
Si ustedes se pasean estos días por Budapest, verán que la presencia austríaca allí es muy notoria. A cada poco descubrirán una filial del «Raiffeisen», o de «Erste», dos de los principales bancos del país vecino.
Se van a cumplir ahora treinta años del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre España y Hungría, y se podría afirmar que las transacciones entre estas naciones distan mucho de ser pujantes. Es verdad que hay un «Zara» en una de las calles peatonales más turísticas de esta ciudad a orillas del Danubio, la Váci utca. Es verdad que «Fadesa» ha comprado suelo y tiene previsto construir viviendas. Pero poco más.
El primer ministro de Hungría, el socialista Ferenc Gyurcsány, me recibe en su despacho del majestuoso edifico neogótico del Parlamento. «Un Estado siempre tiene más intercambios con sus vecinos», contesta a mi reparo sobre la falta de contactos con España, y añade que son muchísimos los turistas húngaros que van de vacaciones a la Península Ibérica.
Termina la entrevista. Bajo en un ascensor de madera del siglo XIX, y me dirijo a una librería. En la sección de diccionarios los hay también húngaro-español y español-húngaro. Están editados por editoriales magiares. Se ve que los turistas que veranean en España quieren conocer al menos los rudimentos del castellano.
¿Se le habrá ocurrido alguna vez a un editor español publicar un diccionario húngaro?¿Se puede aprender húngaro en España?
No hace mucho, el presidente de la Comunidad Valenciana estuvo en Budapest, imagino que tratando de promocionar los productos levantinos: naranjas, limones... y el más importante desde el punto de vista económico: el sol. No sé si su estancia dio algún resultado. Pero se me ocurre que la presencia de España en el extranjero, presencia real, influencia real, dejará mucho que desear hasta que no cambie nuestro sistema educativo. Hasta que no se transmita, desde pequeño, una curiosidad insaciable por conocer otros pueblos, otras culturas, otros idiomas.

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