sábado, marzo 03, 2007

Imanol Zubero, ¿Por qué lo de De Juana?

domingo 4 de marzo de 2007
¿Por qué lo de De Juana?
IMANOL ZUBERO

Por qué ha decidido el Gobierno excarcelar a Iñaki de Juana, permitiendo así que quien ha sido convertido en símbolo de la personalidad terrorista termine de cumplir su condena en su domicilio? ¿Por qué? La más humana de las preguntas, la que todos nos hacemos en los momentos más densos de nuestra existencia, se vuelve carne viva en la voz de las víctimas del terrorismo que el viernes se concentraban ante el Hospital Donostia. «Nos han dejado solos... con Dios», denunciaba Pilar Ruiz, introduciendo una pausa casi imperceptible entre la constatación de su soledad y la referencia al acompañamiento divino, como si tampoco estuviese muy segura del mismo. Preguntar '¿por qué?' puede significar dos cosas: interrogarse sobre la causa que explica una acción o sobre la intención con la que se emprende una acción. Puede ser un por qué retrospectivo ('a causa de qué') o un por qué prospectivo ('para qué'). Es verdad que ambas perspectivas sólo se distinguen con absoluta claridad en teoría, mezclándose en la práctica: nuestras experiencias nos forman, nuestras intenciones nos impulsan, siempre en tensión. Pero no es cuestión baladí distinguirlas.Las víctimas no saben del futuro más de lo que podamos saber cualquiera; tampoco menos, por cierto. Pero la verdad de las víctimas es fundamentalmente retrospectiva: de ahí su condición de testigos. Ellas saben mejor que nadie qué es lo que ha ocurrido, a causa de qué fueron violentamente arrebatadas de su condición normal para ser transformadas en víctimas. Y sólo ellas saben lo que esto significa. Esta naturaleza retrospectiva de su sabiduría -saben lo que ha pasado porque saben lo que han pasado- convierte a las víctimas en memoria viva. Memoria hoy inevitablemente dañada.El por qué de las víctimas es una apelación irreprochable a un Gobierno que en relación al 'caso De Juana' ha hecho lo que debía -así lo creo y así lo digo-, pero que ha vuelto a emborronar sus decisiones debido a la carencia de un relato que las confiera sentido y las dote de coherencia. Esta carencia, que lastra toda la política antiterrorista impulsada por Rodríguez Zapatero, explica los apuros del Gobierno a la hora de justificar su decisión. El argumentario al que han recurrido las distintas fuentes gubernamentales es amplio y variado, pero por eso mismo resulta poco coherente: quitar hierro diciendo que hay casos parecidos «cada día» (Gallizo); distanciarse de la decisión tomada por el anterior ministro de Justicia de «construir nuevas imputaciones» para evitar la puesta en libertad del preso tras cumplir su condena por 25 asesinatos («un error que hoy no habríamos cometido», según un portavoz del Ejecutivo); apelar al humanitarismo; recurrir al 'y tú más' contra el Gobierno de Aznar (el PP excarceló a 10 presos etarras con enfermedades graves). Sólo el ministro de Interior ha hecho una velada referencia a la inteligencia política para explicar la excarcelación. Esta es, creo, la auténtica razón de la decisión tomada. Una razón que mira al futuro. Ya veremos si este futuro resulta ser el esperado. Pero emborronar la intención que ha impulsado esa decisión, además de no hacer ningún bien a las víctimas, da pábulo a quienes, vestidos con la piel del sufrimiento retrospectivo, se frotan las manos calculando el valor electoral que mañana tendrá su irresponsabilidad de hoy.i.zubero@diario-elcorreo.com

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