lunes, marzo 05, 2007

Iñaki Ezkerra, Milagro en la ducha

lunes 5 de marzo de 2007
Milagro en la ducha
IÑAKI EZKERRA i.ezkerra@diario-elcorreo.com

No hay mal que por bien no venga y viceversa. Gracias a la intensa y vertiginosa actividad sexual que han desarrollado De Juana Chaos y su novia en colchones y duchas de hospital, quirófanos y ambulancias ha nacido en estos días un masivo y arrollador movimiento ciudadano de pacientes terminales de la Seguridad Social que reclaman no ya el elemental lecho para el pobre acompañante que se tiene que levantar todas las mañanas de un incómodo sillón con la columna vertebral y el cuello lesionados sino hasta camas de matrimonio y camas redondas; de enfermos que reivindican máquinas de diálisis y pulmones artificiales de dos, de tres plazas; de intubados que exigen unos mínimos servicios médicos de administración de viagra por vía intravenosa; de presos por delitos comunes que van a hacer también huelga de hambre para que les cuide la parienta. El mismo Julián Muñoz, que acaba de ser ingresado en un hospital por un patatazo cardiovasculatorio, anuncia severas y drásticas medidas dietéticas para ver si el Gobierno se conmueve también con su caso y permite que le pueda cuidar La Pantoja por motivos exclusivamente humanitarios. Yo estoy con Muñoz. Lo menos que podemos hacer por este hombre es una manifestación -¿Muñoz askatu!- o llevarle para que recobre la salud a la misma ducha del Hospital Doce de Octubre donde tuvo lugar la milagrosa resurrección de De Juana Chaos. Cuarenta minutos bajo el chorro calentito y con la adecuada compañía sirvieron para que el moribundo se repusiera espectacularmente. Lo lógico, lo obligado, lo sensato es que sobre esa ducha se levante cuanto antes una basílica y un puesto de venta de botellines con ese agua milagrosa. Ante unos hechos semejantes lo pertinente es que se pronuncie la Iglesia sobre la autenticidad de esta curación aparentemente sobrenatural y que, una vez obtenido el visto bueno de ésta (sólo entonces, como digo, no crean que me van a pillar en un desliz pagano), la famosa y sanadora ducha de la habitación de De Juana se convierta en un lugar de peregrinación para tullidos, desahuciados y anoréxicos de toda la Cristiandad. Uno no podía ni sospechar, la verdad, lo que quería decir el obispo Blázquez hace unas pocas semanas cuando habló en su concentración por la paz de «explorar caminos inéditos». Está demostrado que los caminos del Señor son inescrutables.No hay mal que por bien no venga, como digo. Lo malo de esta resurrección genital sin precedentes, del milagro a dúo del moribundo protointubado y su acuática novia, de la machada patriótico-sexológica de De Juana en la ducha es el desconcierto y el complejo que ha despertado en mis paisanos. Hasta ahora esas cosas sólo nos pasaban a los que somos de Bilbao.

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