lunes, marzo 19, 2007

Iñaki Ezkerra, La Bardem

lunes 19 de marzo de 2007
La Bardem
IÑAKI EZKERRA i.ezkerra@diario-elcorreo.com

Para andar otorgando premios al personal, sea el Nobel de Medicina o el Lepe de relatos cortos, hay que tener una cierta autoridad académica o literaria o moral que a su vez premie a ese mismo premio que quiere otorgarse o que por lo menos no lo desmerezca, no lo devalúe, no lo desautorice totalmente. Odón Elorza le va a entregar esta semana a Pilar Bardem un premio «por su trayectoria y especial sensibilidad hacia las víctimas del terrorismo» y yo creo que para hablar de este espinoso asunto debemos ir por partes, ser metódicos y, antes de lanzarnos a la yugular de la Bardem, comenzar por el comienzo: ¿No sería lo lógico que un premio que premia la sensibilidad hacia las víctimas del terrorismo lo convocaran o por lo menos lo otorgaran las propias víctimas del terrorismo en persona que son las que saben quién tiene de veras sensibilidad hacia ellas? ¿Quién es Odón Elorza para conceder semejante reconocimiento? ¿No estamos más bien ante alguien que se ha caracterizado por una trayectoria que indigna paradójicamente a un número abrumador de esas víctimas o ante alguien que en el mejor de los casos resulta dolorosamente polémico y por ello inadecuado para liderar iniciativas de esa naturaleza? ¿Desea acaso que el propio premio sea polémico? ¿No sería eso una muestra de 'especial insensibilidad' hacia las mismas víctimas del terrorismo a las que Odón Elorza invoca para repartir su galardón?Otro tanto cabe pensar del propio premio o del Festival de Cine y Derechos Humanos en el cual se concede éste cuando uno y otro son presentados como 'únicos' en su modalidad de mezclar el arte cinematográfico con la Carta Universal del 48. ¿No es un tanto chusco y sangrante que se mezclen de forma novedosa el arte cinematográfico y los derechos humanos en el festival de una región europea que -como la nuestra- es proverbialmente famosa porque se violan esos derechos? ¿Y no es más chusco y más sangrante aún que ese festival sirva para ignorar precisamente a quienes ven violados a diario tales derechos en dicha región, para herir especialmente sus sensibilidades y no otras? Ahora sí, vayamos a la Bardem.¿Qué otra cosa sino herir a las víctimas hasta el recochineo se persigue premiando a quien no sólo avala la política gubernamental en materia terrorista más respondida por las víctimas en toda la historia de la democracia sino que pertenece a un colectivo -el de las Rosas Blancas- que tiene como estrella a una líder de Batasuna. Odón Elorza no quiere premiar a la Bardem sino castigarnos. Ha inventado algo increíble: el 'premio-castigo'. «Tristes guerras si no son de amor», escribió Miguel Hernández. Tristes premios si no se dan por admiración a alguien sino por odio y desprecio a otros.

No hay comentarios: