miércoles, marzo 14, 2007

Carlos Luis Rodriguez, Outsourcing xuntero

CARLOS LUIS RODRÍGUEZ
a bordo
Outsourcing xunteiro
Es ahora cuando se puede descifrar aquella críptica sentencia del presidente Touriño sobre el rechazo europeo al plan de Barreras. "Es una no buena noticia", dijo. Los semiólogos se esforzaron entonces por desentrañar la contorsión lingüística. Su autor no decía que la noticia fuese mala, ni tampoco buena, sino que quedaba a medio camino, como si quisiera congraciarse con todos los intérpretes de su peculiar oratoria.
Cuando la sentencia se pronuncia, uno de sus conselleiros venía de librar una épica batalla en Bruselas y Madrid a favor de la privatización de Navantia, mientras que otro ya conocía los resultados de un estudio encargado al Boston Consulting sobre el mismo asunto, que no contemplaba para nada la revitalización naval de los astilleros de Fene. Fernando Blanco y Fernández Antonio remaban en distintas direcciones, ante la atenta mirada del timonel.
No cabe otra conclusión, a menos que se crea que el plan presentado anteayer en Ferrol se improvisó en unos días. Aún sabiendo del prestigio de la consultora americana, la laboriosidad del conselleiro de Economía y la profesionalidad del Igape, un documento tan prolijo requiere tiempo. Se precisa recabar datos, encajar proyectos, hacer números. Se necesita tiempo.
Así pues, no queda más remedio que admitir que hubo dos xuntas y que cada una de ellas se buscó una pareja distinta para la aventura ferrolana. Una ligó con Barreras, la otra con el Boston Consulting. Prueba de ese juego de infidelidades es que ni Touriño acompañó a Blanco en su incursión europea, ni Blanco a Touriño en la presentación oficial del plan de Ferrol.
En realidad, los dos planes son buenos, o no malos por seguir la touriñología. El órdago de los astilleros vigueses, las cajas e Industria, además de ser una de las pocas veces en que el capital galaico actúa al unísono y coordinado con el poder político, ofrecía una idea destinada a romper la inexorable decadencia de Ferrolterra como una de las Mecas del sector naval.
Lo que presenta Touriño tiene coherencia, agrupa reivindicaciones que estaban desperdigadas y le pone un sello gubernamental a la promesa. Sin embargo, ambas estrategias salen a la pata coja, con el apoyo de media Xunta. Se produce así la paradoja de que este último plan industrial se elabora sin contar con el conselleiro del ramo, que participa en la reuniones semanales del consello, y con la asesoría de un equipo de cerebros con sede en Boston.
¿Outsourcing xunteiro? Quizá estemos en el inicio de un proceso destinado a externalizar responsabilidades nacionalistas, que empezaría sustituyendo a Blanco por una consultora americana, para proseguir después por otras consellerías prescindibles. Claro que los afectados podrían contraatacar buscando, no necesariamente en Boston, despachos capaces de elaborar planes piscícolas, educativos o territoriales.
En todo caso, el asunto demuestra que la Xunta se está convirtiendo en Separada. Aparte de no acordar en la intimidad las cuestiones domésticas, la pareja busca fuera del hogar empresarios y consultoras que le den el cariño que falta dentro. Por culpa de ese desamor que está pidiendo a gritos la mediación de Isabel Gemio, dos planes para Ferrol distintos e interesantes, crean más perplejidad que esperanza.
Al final, son los galanes quienes sacan mayor provecho. Barreras tiene en el fracaso del proyecto la coartada perfecta para irse sin que se lo echen en cara. Boston es el primer beneficiario del plan.

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