jueves, marzo 08, 2007

Angel Carchenilla, Ginebra CO2

jueves 8 de marzo de 2007
Ginebra CO2
POR ÁNGEL CARCHENILLA
Casi todos los grandes ejecutivos del automóvil presentes en el recién inaugurado Salón de Ginebra, sin duda el más importante de Europa, están verdaderamente preocupados. El motivo es la propuesta hecha por Bruselas, demasiado dura desde su punto de vista, según la cual será obligatorio por ley la limitación de las emisiones de dióxido de carbono a 130 gramos por kilómetro recorrido en 2012 (en la actualidad son algo más de 160). Todos admiten que el proceso es imparable, pero mantienen la esperanza de que la norma que al final apruebe el Parlamento Europeo y, posteriormente, el Consejo de Ministros de Transporte de la UE, sea más flexible. De ahí que no haya faltado, en ninguna de las presentaciones de nuevos modelos, una referencia sobre el profundo respeto que esta industria tiene por el medio ambiente.
Cuestión diferente es cómo cada fabricante pretende afrontar el tema. Las marcas alemanas, por ejemplo, siguen presionando para que no se penalice en exceso a los vehículos de alta cilindrada pero piensan en modelos que, además de mejorar el equipamiento, monten motores adaptados a la nueva normativa. Más fácil lo tienen los fabricantes franceses e italianos que, con turismos más pequeños, están dispuestos a defender lo suyo y vigilar que se respete la igualdad de la futura ley penalizando más a los que contaminen más.
Además, y teniendo en cuenta que el plazo que propone Bruselas está demasiado ajustado en el tiempo y que puede representar una caída en las ventas a causa de la subida de precios, los fabricantes se preguntan cómo les van a ayudar sus respectivos gobiernos. Todos los constructores están dispuestos a buscar fórmulas como motores de menor consumo, híbridos, de hidrógeno o los cada vez más recurrentes biocombustibles. Pero también les gustaría conocer cuál va a ser la contribución política de aquellos que, además de tener la última palabra a la hora de hacer las leyes, tienen la obligación de buscar soluciones para incentivar un mercado ecológico. Las ayudas fiscales serían un buen comienzo.

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