Aguirre y Gallardon, los unicos que no pueden fallarle a Rajoy

RUMBO AL 27-M

Aguirre y Gallardón, los únicos que no pueden fallarle a Rajoy
Carmelo López-Arias
GESTIÓN
Esperanza Aguirre va a centrar su campaña en trasladar a todos los habitantes de la Comunidad las metas alcanzadas y los compromisos cumplidos durante sus tres años y medio de gobierno.
SE ACABÓ LA M-30
Ha sido la obra más característica y polémica de Alberto Ruiz-Gallardón en su primer mandato como alcalde de Madrid. Cada tramo que inaugura le acerca a la reelección.

Miguel Sanz, solo ante el peligro para evitar el riesgo del "sorpasso"Carlos Floriano, ante el reto de demostrar que el problema era IbarraRamón Luis Valcárcel no le quita sueño ni a Rajoy... ni a ZapateroElena Salgado lleva en volandas a la reelección a Pedro Sanz
De todas las batallas que se librarán en las elecciones municipales y autonómicas, la de Madrid tiene una singularidad, que es su dimensión nacional.4 de marzo de 2007. Incluso en época de reformas estatutarias, Madrid sigue siendo Madrid, y cuanto sucede en la villa y corte tiene repercusión nacional. Si eso es siempre verdad, aún lo será más la noche del 27 de mayo, cuando al cierre de las urnas se decidan los duelos entre Esperanza Aguirre y Rafael Simancas (será el tercero) y Alberto Ruiz-Gallardón y Miguel Sebastián. No hay ninguna duda -ni siquiera en las encuestas que proclama José Blanco- de que ganarán los candidatos populares, pero es sabido que si éstos no logran la mayoría absoluta, aunque sea por un solo voto, perderán el poder.Dicen los analistas que si eso sucediese, la presidenta de la Comunidad y el alcalde de la capital "dejarían de contar" en una hipotética sucesión de Mariano Rajoy si éste no gana en 2008. Estaría por ver, porque ¿hay razón para descartar para el liderazgo a políticos que han conseguido cuatro mayorías absolutas -tres Gallardón, una Aguirre- sólo porque se quedan al borde de una más, que puede depender de unos centenares de votos? Cierto que en política sólo el poder cuenta, pero tampoco abundan los activos electorales. Echemos, en cualquier caso, unas cuentas a ver qué dice la historia.Quince años de dominio ininterrumpidoLa historia dice que, desde 1991, primero con José María Álvarez del Manzano y luego con Gallardón, el PP ha logrado la mayoría absoluta en el Ayuntamiento con porcentajes del 47,23%, 52,71%, 49,48% y 51,30%, con una distancia sobre el PSOE que nunca ha sido inferior a los 12,9 puntos de 1991.En cuanto a la Comunidad, los populares ya ganaron en 1991 con más de 6 puntos de ventaja sobre los socialistas, aunque en aquella ocasión Joaquín Leguina repitió como presidente gracias al apoyo de Izquierda Unida. Desde 1995 en adelante, las victorias han sido holgadas: 50,97% en 1995, 51,07% en 1999, un insuficiente triunfo en mayo de 2003 (con todo, cuatro puntos por encima del PSOE), y una nueva mayoría absoluta, con el 48,48% de los votos, en octubre de ese mismo año, tras el tamayazo.El "tamayazo" y la "teoría de la conspiración"El 10 de junio de 2003, contra todo pronóstico, la popular Concepción Dancausa fue elegida presidenta de la Asamblea de Madrid. En el pleno que constituía la cámara faltaban dos diputados socialistas, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez. Aquel día había que ser de piedra para no comprender y solidarizarse con la frustración indisimulada en el rostro desencajado de Rafael Simancas, perdedor de las elecciones pero al fin y al cabo legítimo aspirante a una mayoría parlamentaria soldada con Izquierda Unida.El resto es historia conocida: el mismo Simancas cometió el error de su vida -no negociar con los tránsfugas, al menos hasta lograr la investidura- y formuló una "teoría de la conspiración", con el ladrillo como protagonista, que ríase usted de la del 11-M, y a la que se apuntó enseguida José Luis Rodríguez Zapatero prometiendo pruebas que aún están por llegar. La comisión de investigación posterior, récord de audiencia en Telemadrid durante semanas, puso al descubierto las miserias internas del PSOE, hasta entonces veladas. Han pasado cuatro años, e incluso con el caso Ciempozuelos en marcha (que puede ser el mayor pelotazo en la historia de la corrupción urbanística en España), Simancas sigue considerando que una secreta trama de constructores labró su ruina. El 27-M se juega, como es obvio, su última carta.Los datos del 11-MEn ninguna comunidad como en Madrid quedó claro en las urnas el impacto electoral de la matanza del 11 de marzo de 2004. El PP había logrado en 2000, el año de la mayoría absoluta de José María Aznar, el 52,52% de los votos en el conjunto de la región y el 55,38% en la capital. Esos porcentajes bajaron en 2004, respectivamente, a 45,02% (menos de un punto de ventaja sobre el PSOE) y 47,61% (6 puntos de ventaja), pero se recuperaron de forma meteórica en las europeas de ese mismo año, donde Jaime Mayor Oreja arrasó con el 49,54% y el 52,50% en comunidad y ciudad. Dado que el patrón de voto madrileño no conoce distorsiones nacionalistas ni de otra índole, y por tanto no hay tantas diferencias como en otras comunidades según el tipo de elección que sea, estos datos hablan por sí solos y permiten claras extrapolaciones al 27-M.Miguel ¿qué?Tras el tamayazo Simancas se merecía, sin duda, una nueva oportunidad, y Zapatero ha sido caballero y generoso al concedérsela, sin buscar otro candidato, quizá con mejores opciones, para vencer a Esperanza Aguirre. La gestión de la presidenta madrileña, en general muy apreciada por los ciudadanos -en Génova presumen de que su equipo de gobierno está siendo el dream team en la historia del Estado de las Autonomías-, se presenta como un aval difícil de superar.Pero la alcaldía de Madrid tiene tal carga simbólica que para La Moncloa se volvía decisiva, porque además Zapatero teme tener que enfrentarse un día a Gallardón, si ésas fueran las circunstancias, y el 27-M es la ocasión perfecta para "cargárselo".Pues bien, en una sorprendente demostración de incompetencia (reconocida sotto voce por todo el PSM, y a voz en grito por históricos del partido como Joaquín Leguina o José Acosta), Zapatero, que asumió personalmente las operaciones, quemó uno tras otro a toda una sucesión de buenos rivales para Gallardón: Javier Solana, Alfredo Pérez Rubalcaba, María Teresa Fernández de la Vega o José Bono, entre los pesos pesados, y Trinidad Jiménez (que había ido ganando aceptación entre los madrileños) o Pedro Zerolo (como una apuesta de futuro, dado su tirón mediático) entre los meritorios. Todo, para al final designar candidato a un personaje desconocido para el gran público, con nula experiencia política (toda su carrera la ha hecho como hombre de estudios y asesor, alejado de los focos) y que ni es militante del PSOE ni representa ideológicamente -por sus tendencias liberales- a los socialistas madrileños: Miguel Sebastián, posiblemente el candidato con menor aceptación por las propias bases en la historia de la democracia española. Si termina como alcalde, el PSM tendrá que tragar, pero si no gana, ¿a quién le pasará la factura?La M-30 no es obstáculoFuentes próximas a Gallardón no ocultan que el alcalde, aunque respeta a Sebastián y, como perro viejo que es ya de la política, sabe que nada está escrito mientras no se cuenta el último voto, "se ve" ya cuatro años más en la Plaza de la Villa (mientras en ella esté el Ayuntamiento), aunque personalmente habría preferido un enfrentamiento, "mucho más bonito", con alguno de los grandes rivales que no se atrevieron a competir con él.Además, comentan en su equipo, los socialistas han cometido el error de centrar su oposición durante cuatro años en unas obras, ciertamente odiosas por su magnitud, como las de la M-30, fiándolo todo a que no se acabasen a tiempo, o a que saliesen mal. A medida que se inauguran tramos y la circulación mejora, se esfuma así la última esperanza de Ferraz.Con todo, y según fuentes próximas al primer edil madrileño, Gallardón está convencido de que los ciudadanos "no te votan por lo que has hecho, sino por lo que vas a hacer", y por eso su programa para el periodo 2007-2011, aunque no incluye nuevas grandes obras, sigue siendo tan ambicioso como en 2003.Las grandes ciudades De notable importancia el 27-M son los resultados en los grandes núcleos urbanos de la comunidad. El denominado cinturón rojo es claramente socialista (Getafe, Alcorcón, Parla, Leganés, Fuenlabrada), con la excepción de Móstoles, donde gobierna el popular Esteban Parro. Mientras que el corredor del Henares tiene en Alcalá (Bartolomé González) y Coslada (Raúl López Vaquero) dos puntales del PP.No es sencillo que el bastón de mando de alguna de estas ciudades cambie de manos, pero sí se va a seguir al milímetro los cambios en la relación de fuerzas, que puede ser decisiva cara a los resultados en la Comunidad. Si bien ya se sabe que en las elecciones a alcalde hay una distorsión extra-partidista del resultado, primando mucho la personalidad de quien ocupa el cargo y la valoración de lo que haya hecho en el municipio. Se dan así casos como el del carismático alcalde socialista de Getafe, Pedro Castro, quien tras 23 años en el poder se lo pondrá muy difícil al aspirante popular José Luis Moreno.La noche de RajoyEl empate técnico en que se encuentra la intención de voto de PSOE y PP no permite visualizar con claridad qué puede pasar el 27-M. Podrían repetirse los resultados de 2003, o bien cambiar de gobierno dos o tres comunidades por un estrecho margen de votos (convirtiendo en triunfadores de la noche a Zapatero o a Rajoy), o bien haber un intercambio de comunidades. Casi todos los resultados podrán "venderlos" unos y otros como éxitos propios... salvo Madrid. En la alcaldía y en la comunidad se ventila buena parte del futuro político de España. Se juega más Rajoy, porque a Zapatero, de perder en mayo, le queda casi un año para reaccionar, mientras que para el líder popular hacerlo desde la oposición sería muy complicado. Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón saben que no pueden fallarle a su presidente en el día D, y por eso están preparando a conciencia su desembarco de Normandía: ellos también quieren desfilar por París en marzo del año que viene.